X. 𝑪𝒂𝒓𝒕𝒂𝒔 𝒉𝒖𝒏𝒅𝒊𝒅𝒂𝒔 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒅𝒐.

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Querida sara:
Soy tu padre y no te haré daño, juro por tu madre qué cuidare de ti. Te amo, hija. Confía en mí no he hecho nada malo para que me trates así.
Por favor sara, no me dejes, no me abandones otra vez.

¡No otra vez!

Querida sara:
Perdóname, no era mi intención alzarte la voz de esa manera. Tampoco asesinarte y tampoco dañar a nuestra familia. Pero ahora estamos juntos otra vez, podemos reír, llorar, sonreír, discutir como antes.
Estaremos juntos por siempre, por siempre. Y nadie acabara con nuestro amor.

Querida sara:
Jugamos al doctor esta semana, algo que no fue de tu agrado. Fuiste mi paciente y yo tu doctor, pero tú agresividad me impidió jugar contigo. Además, gayert nos interrumpió, el maldito deberá de pagar por su idiotez.

Querida sara:
Seguirás mis órdenes cuando yo lo diga, pues es eres animal y te portaste mal, merecías un castigo duro, así que te golpeé por una semana. Eres mi perra después de todo.

Querida sara:
Quiero hacerte mía.
Y no te haré daño.


- ¡Qué horrible! - chillo la chica con enojo.

Era increíble la memoria de la híbrido pues al pasar de los años aun seguía recordando las cartas que le había dado su padre, quien no se merecía ese sobrenombre.

- me acostumbré a vivir con mi padre, no tenía a otra familia así que opte por quedarme.

- ¿Por qué estabas con Natsuko? - paso uno de sus mechones detrás de sus orejas, apenada por la pregunta tan incómoda.

- verás...

Flashback

Ese día mi... papá me golpeó demasiado fuerte en un brazo, ya no aguantaba más decidí tomar una decisión, escape de casa pero mi padre me persiguió durante la lluvia.

Pasaban de las tres de la noche, estaba todo oscuro, tome por accidente mi forma canina para así escapar más rápido. Mi padre nos había inyectado una medicina que nos llevaba a la vida eterna. Él, quiso matarme pero escape con éxito.

Salí de el hogar, cuando me di cuenta que mi padre estaba detrás mío, Cuando cayo un rayo encima suyo.

Fue el último día en el que lo ví...

Pase días sin comer, sola, sin nada, en ese entonces ya no sabía cómo funcionaba mi cuerpo.
Me quedé en forma canina el resto de los meses, y por arte de magia me reencontré con mi hermanastro: Natsuko kagari.
No sabía sobre mi existencia, pero me adoptó como su mascota. Me sentí querida por primera vez, pero al pasar de los pocos años, se volvió más agresivo conmigo golpeándome.

Pensé que me moriría con muy poco de conocer de la vida.

- pero gracias a ti, ahora puedo conocer más sobre la vida. - abrazo con fuerza a su humana.

- Te quiero yuzuko.

- yo también te quiero aihara.

Más que tu dueña || 𝐴𝑢 𝐴𝑛𝑖𝑚𝑎𝑠ℎ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora