VII. 𝑩𝒊𝒆𝒏𝒗𝒆𝒏𝒊𝒅𝒂, 𝒉𝒊𝒃𝒓𝒊𝒅𝒐.

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Pov. Mei.
Un momento, todo este desmadre debería de ser un sueño, claro que es un sueño, no puedes ir todos los días salvando caninos que se convierten en un humano. Claramente es un jodido sueño del cual despet-...

- ¡Ouch! - grito la azabache en dolor, el ardor de su mejilla se había hecho presente, automáticamente se sobo el golpe.

- ¡Mei, irás al cuarto ahora! - en ves de una insinuación fue una orden la que dijo la rubia.
Pero la aihara no acato la orden y se puso a la defensiva.

- ¡Esto es tan confuso! - fue lo único que logro pronunciar sus labios delgados de la azabache antes de recibir un casi-impacto sobre ellas.

Gracias a las habilidades de yuzuko, lograron escapar del golpe.

- ¿Pœr escæpæste? - con ligera nostalgia dijo la bestia.

- No te incumbe.

- ¡Regresæræs æl læbœrætœriœ!

Comenzaron a golpearse entre ellas, teniendo una pequeña batalla, mei por su parte solo las miraba confundida ya estaba en claro que no era un sueño y que yuzuko la había salvado de la muerte.

Empezó a cimbrearse y caminar hasta una pequeña caja que tenía entre sus muebles, la saco y eran unos focos ya rotos o maltratados, los conservo hacia su experimento de física, pero su vida era más importante en estos momentos.

Agarro uno de tantos y lo lanzó hacia la bestia quien inmediatamente se desvío de su pelea y dirigió una mirada asesina hacia la humana distrayendola, yuzuko al instante se abalanzó sobre de ella mordiendo la.
La reina de hielo comenzó a lanzar los focos, en la dirección del monstruo pero calculaba mal y los golpes se los llevaba yuzuko.

- ¿Quieres matarme o ayudarme? - regaño a la azabache con furia, unos cuantos vidrios ya se habían clavado en su espalda.

-L-lo siento.

Los focos ya habían acabado, trataba de buscar cualquier cosa pero no había nada, a excepción de una botella de platico verde, era tóxico el líquido si se mantenía en piel ya sea humana o animal. Sin pensarlo mucho tiempo la lanzó sin antes decirle a su canina "¡Cuidado!" La rubia reaccionó al instante y solo evito que cayera el líquido en su cuerpo.
El monstruo comenzó a quejarse del dolor y salió nuevamente por la misma ventana.

«¡Había pagado quinientos yenes en eso!»

- ¡Maldita sea! - llevo sus manos hacia su cabeza en preocupación - harumi les dirá todo sobre mí.

Paso sus manos sobre sus orejas que automáticamente se elevaron. Un momento, paso sus "manos" llevo sus "patas" a su vista, observando que eran largas, carnudas, y de tes blanca, miro todo su cuerpo. Piernas, muslos, dedos, abdomen, partes íntimas. Se giro pero su cola de husky aun se mantenía en su posición. Miro el reflejo de uno de los tantos vidrios rotos. Lo agarro sin importar que la sangre saliera de sus dedos.
Tenía facciones humanas, los ojos verdes se mantenían, su cabello era rubio y un poco largo, tenía unos pómulos marcados y su mandíbula en forma de "v" sus ojos eran un poco rasgados quedaban bien con sus cejas finas, una nariz celestial, unos labios largos y un poco gruesos, su cuello de bailarina, llevo sus manos a sus orejas humanas eran; pequeñas y puntiagudas. Enseño sus dientes y se mantenían los colmillos largos pero la diferencia era que sus dientes ahora eran iguales y cuadrados.

- hasta yo podría enamorarme de mí - se halago con orgullo olvidandose de la ocasión en la que estába.

Había a dirigirse hacia su humana pero le golpeó con la parte rota del sartén.

- oh dude.

(...)

- Pudiste haberme pedido mejor la propuesta. - dijo sarcástica la chica híbrido, al estar en una situación un tanto incomoda.

- No me hables - pauso unos segundos - ni siquiera lo hagas más. - le había dado la espalda a la canina, estaba horrorizada con lo de hace pocas horas.

- solo me hubieras dicho: "haremos masoquismo está noche, baby" - imitó la voz de su dueña con coqueteos.

La canina estaba atada en la cama con una cuerdas gastadas de brazos y piernas. Abriéndose como estrella.

- ¡No estoy para tus juegos tontos, yuzuko! - regaño la chica a la infantil. Observo como llevo sus orejas hacia atrás entristecida.

- Ni que fuera que... - alzó sus orejas y curveo sus cejas.

El silencio se había apoderado de la habitación, yuzuko comenzó a observar cada detalle de aquel cuarto, en su forma "canina" solo veía blanco y negro, ahora podía distinguir diferentes colores y algo hermoso, la habitación de su dueña era ordenada; había un escrito de madera de color negro donde habitaban sus libros y notas. En otro ropero estaba un oso de peluche el cual le había prohibido a la chica antes tocarlo, ahí guardaba sus vestimentas y zapatos. Unos cuantos libros habitaban otro mueble y cuantas fotos estaban colocadas.

- Gracias yuzuko. - rompió el hielo del silencio incómodo que se había formado en la habitación.

- gracias a ti...por salvarme la vida.

- mmjhm. No hay de que - se relajo un poco más la azabache al escuchar hablar a un perro.

- Sin tí, no estaría amarrada para que me fo-...- una blusa de color azul cielo interrumpió a la ojos verdes.

- ¡Cállate! Ahora, póntelo.

- Bien, solo desatame.

Mei obedecio a la rubia, una por una fue desatando y tirando la cuerda lejos de la cama. Al terminar su pequeño trabajo la rubia se coloco su playera, olfateando el aroma a su dueña, era inefable.

-uh, ¿qué estás haciendo? - la miro con extrañeza a la canina.

- Lo lamento solo que hueles delicioso. - movió su cola de un lado a otro disfrutando de aquel aroma que inundaban sus fosas nasales.

- Iré a dormir en la sala destrozada, tu duerme aquí. - alzó una de las tantas sabanas y una almohada, se dirigió a la puerta cuando la voz de la rubia la hizo detenerse.

- A pesar de ser humana...¿Me sigues queriendo? - inconscientemente sus ojeras se hicieron hacia atrás, frunció los labios esperando una respuesta.

- No lo sé - cerró la puerta de la habitación dejando a la rubia con la duda.

Más que tu dueña || 𝐴𝑢 𝐴𝑛𝑖𝑚𝑎𝑠ℎ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora