XI. 𝑪𝒆𝒍𝒐𝒔.

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- ¿Por qué lo hiciste? - alzó su dedo índice, indicando una esquina de la casa. Eso significaba que la chica estaba castigada.

-Mis intenciones no eran esas - cruzo sus piernas y sus brazos los llevo hasta la nuca de su cabeza - Mi hermano es un patán y lo sabes bien.

- aún así no te da derecho de hacer tu "espectáculo" - hizo comillas con sus dedos con el ceño fruncido.

-pero hey, las risas no faltaron - hizo su mano un pistolita y con uno de sus ojos le guiño.
Provocando un pequeño rubor en la chica.

-Eres una idiota.

Flashback

La de reina de hielo, debía asistir a la academia ya que eran semanas de exámenes. Algo que a ella le fascina porque ve a sus compañeros sufrir en especial a Natsuko quien solo ve a lo idiota o hace una cruz en cada respuesta y reza.
Patético.

Yuzu por su lado estaba en cada aburrida como siempre sus juguetes ya no la entretenían mucho y la televisión...no sabía usarla habían pasado muchos años desde que utilizo un control remoto se sentía patética. Una idea paso por su cabeza, quizás iba a hacer castigada durante unas cuantas semanas pero no quitará su diversión.

(...)

«¿Qué son las artes vulgares?»

- «Facil» - agarro su lápiz y comenzó a escribir la respuesta.

"En la edad media se les llamaba artes mecánicas, a todas aquellas manualidades de tipo artesanal ya que eran producto de esfuerzo físico y no intelectual."

« ¿Cuáles son las artes vulgares?»

Textiles, trabajo de metales y agricultura.

Con eso finalizó su trabajo, lo ordenó todo y se lo llevó al profesor quien habría los ojos cuál platos al ver que la chica era rápida en los exámenes.
Veía a Natsuko quien solo se rascaba la cabeza con la goma del lápiz preocupado. Mordía otro lápiz, jugaba a la suerte de su respuesta o rezaba a todos los santos para que pasara el examen final.

- Tienen veinte minutos, saldré un rato. - anuncio el profesor para así ir al baño o a la dirección.

Estaba aburrida, no podía sacar si quiera su celular para jugar. La rubia había pasado por su mente, una chica que aparentaba la edad de la azabache. Sus hermosos ojos verdes eran tan jodidamente una droga, todo el día se basaba en pensar en ellos, tan hermosos y ahora tenía unos labios largos y adictos...¿Espera qué?
Un ladrido la saco de su trance, había entrado su Husky por la puerta y comenzó a ir entre todos los alumnos hasta hallar el olor característico de su dueña.
Se abalanzó hacia ella y comenzó a lamerle el rostro.

- yuzuko, basta basta. - ordenó la chica, pero yuzuko se hacía sorda.

Algunos estudiantes que habían finalizado su prueba fueron en dirección de la tes blanquecina, acariciando a su mascota.


-¿Es tu perrito?

-Mirala que hermosa.

Todos estaban encantados con la llegada de la canina. Pero el chasquido de unos dedos que acalló al público en un segundo.

- Nos volvemos a encontrar, ahuza - sonrió el chico con milicia al ver que su canina se había puesto en guardia.

-Que te importe - trataba de controlar a su chica, pero comenzaba a jalarse un poco provocando un pequeño escalofrío en mei.

-¿Qué pasaría si te besaría enfrente de tu can? - se acercaba peligrosamente al rostro de la chica, causando celos en la siberiano.

-pudrete - se intento levantar de asiento pero el chico la detuvo y nuevamente la hizo sentarse, de un movimiento ágil le dió un beso esquimal.

Más que tu dueña || 𝐴𝑢 𝐴𝑛𝑖𝑚𝑎𝑠ℎ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora