XIV. Comillos y garras.

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Especial noche de brujas. [1/?]

Los días transcurrieron con normalidad. Yuzu se había acostumbrado a su forma humana, tal vez seguía actuando como cachorra pero no quitaba que hiciera cada momento de su dueña como ella llena de alegría.
La luna había caído, las estrellas estaban tan brillosas y hermosas como es su naturaleza.

Yuzu asomó su cabeza poniendo atención en las calles llenas de niños con máscaras y disfraces sin sentido alguno en una noche tan oscura.

- Deberían de dormir ya los mocosos - menciono, algo que a mei le sorprendió ante la actitud indiferente de la ojiverde.

-Es noche de brujas - agrego la chica con diversión, como era de esperarse, estaba leyendo un libro acostada en el sofá.

- ¿Ah? - quebró sus cejas en confusión ante la respuesta de la tes blanquecina.

- verás - cerró su libro con ambas manos y lo colocó en su estante - Es algo tradicional para muchas personas, los niños suelen pedir dulces por diversión y algunos lo celebran con ofrendas.

- ¿Podemos salir? - movió su cola de un lado a otro alzando sus ojeras tomando toda la atención en su dueña.

- voy a vestirme - concluyó, fue a su habitación.

Busco entre muchas cajas una vestimenta adecuada.

-Listo- Salió de la habitación.

Yuzu quitó la vista de la pantalla que mostraba un par de coches y unos cuantos personajes de colores característicos para muchas personas. Había escojido al jugador de ropas verdes.
Lamentablemente había perdido dos veces seguidas, haciendo aquel ruido chirriante y discortante. Al perder, apareciendo la frase "Game over" finalizando su partida.
Causando irritación en la rubia. Pero todo eso se esfumó cuando vio a la chica con vestimenta no tan típica de ella.

Su cabello era completamente lo contrario a lo que solía ver todos los días, era brillante y arremolinado, con unos largos tirabuzones. Poco maquillaje había en los violáceos ojos de la reina de hielo. Y en sus finos labios habia poco maquillaje rojo.Era un bette Davies del año novecientos treinta, portaba una capa medieval corta, color negra. Unas medias red con unos tacones fino.

Y por últimos detalles, en sus dientes, en especial los colmillos coloco unos de plástico haciéndolos más grandes y puntiagudos.

La de ojos glauco desorbito los ojos por unos instantes ante la belleza de la chica en su disfraz. Causando un rubor violento en su rostro.

- ¿Qué tal? - sonrió la chica.

Inconscientemente movió su cola. Llevo su mano a la mandíbula dónde comenzó a frotarla con sus dedos pulgar e índice, mordió el labio inferior causando superioridad. Avanzo hasta la chica dónde solo miraba ante sus actos.

- Grra, ¿Hoy me clavaras el diente? - coqueteo la de tes lechosa.

- Puede que lo haga de una vez - siguió el juego de su mascota.

La llevo hasta una de las tantas paredes de la sala, donde llevo sus manos en el muro acorralando a la rubia.
Con una de sus manos blanquecinas tocó la mandíbula de la más baja estatura, llevando sus ojos a chocar con los de ella. Pero en un desliz la sabueso dirigió su mirar coqueto a los labios boquiabiertos de mei, mostrando los colmillos.

- ¿Sabes? Justo ahora se me antojo una jugosa carne - miro nuevamente a la chica con deseo.

Cosa que confundió a la azabache.

Yuzu, sin hacer mucho esfuerzo en sus ojos al cerrarlos. Se concentro, inicio a tomar una nueva forma. Creció unos cuantos centímetros - tres por mucho -, mei, al ver esto se alejo un poco de la chica perro.

Yuzu en un acto rápido cambio de papeles con su dueña. Ahora, mei era quien estaba acorralada. La rubia llevo su mano derecha encima de su cabeza los brazos de la aihara, y con la otra paso toda cintura recorriendo cada curva de está.

- ¿Quieres alimentarme? - una seductora voz se había presenciado.
Causando escalofríos en la mayor.

- Puedes esperar, la loba después de todo puede resistir el hambre - tocó la nariz de la chica y después los coloco en sus labios.

La chica camino hasta su habitación donde tardo unos cuantos segundos, al regresar. En sus manos llevaba unas vestimentas.

- Póntelo - ordenó la chica.

A lo que yuzu no objeto nada y acato la orden de mei. Se coloco poco a poco un vestido corto en los bordes lleno de peluche gris, al igual que sus botas.

- uh, ¿No crees que es patético? - se miro por todos los ángulos posibles de su vestir.

- lo lamento, era lo único que tenía - cubrió su boca intentando no reírse a todo pulmón.

- Ja, ja, qué graciosa - rechino los dientes en enojo.

- venga ya, largemonos de aquí y vayamos a pedir unos cuantos caramelos - aventó una bolsa de papel en dirección a la chica.

Yuzu se miro una última vez, era patética, pero le alegraba que mei tuviera algo para ella. Miro de reojo nuevamente la habitación y se encontró con una flor roja por la ventana que daba dirección a su pequeño jardín.
Aceleró el paso a aquella flor y la arranco asegurándose que hubiera otras más.

Fue hasta la chica quien buscaba un poco de perfume para colocarlo encima de su ropa, ya que apestaba a humedad.
La loba carrasqueo la garganta capturando la atención de la vampira.

-Señorita mía, le entrego está bella flor para perfeccionar nuestro amor, otras suelen decir "te quiero" pero yo digo te amo. - se inco, coloco una de sus manos en el pecho y con la otra alargó para que así llegara a la altura de mei.

Mei alzó su falda y cruzo las piernas, haciendo una reverencia. Acepto la rosa, y la olió durante dos segundos, un cautivador y fragante olor llegó a sus fosas nasales.

- ¿Cuando mueres de hambre sueles ser ridícula? - menciono la chica con diversión.

- Tú, eres la excepción - agrego yuzu con un guiño.

Se levanto del suelo y llevo de la mano a su compañera vimpareza a tomar unos cuantos dulces.

Más que tu dueña || 𝐴𝑢 𝐴𝑛𝑖𝑚𝑎𝑠ℎ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora