VI. 𝑺𝒆𝒄𝒓𝒆𝒕𝒐 𝒓𝒆𝒍𝒆𝒗𝒂𝒅𝒐.

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Diez meses habían transcurrido desde que llegó la sabueso a la vida de la reina de hielo.

Al parecer cuando llegaba a casa, no faltaba un desastre por parte de la ojiverde, no podía quejarse, ya se había acostumbrado a encontrarse la casa patas arriba, - literalmente.

La imagen de la criatura de aquella noche no se borra de su mente, algunas veces la soñaba y eso le aterrorizaba. También, la similitud de ojos que tiene con su can.
Sus pensamientos se habían esfumado al sentir unas garras más grandes y unas patas sobre su abdomen, - la cachorra había crecido mucho durante los últimos meses- miro a su dueña y solo suspiro relajada.
Mei no evito sonreír ante las acciones de yuzuko, era una sabueso muy alegre, algo que llegó a tocar el corazón inmediatamente de la reina de hielo. Comenzó a acariciar su cabeza hasta llegar a su nariz y la golpeó.

La husky solo echo su cuello hacia atrás sintiéndose ofendida.

- ¿Qué hubiera pasado si no te hubiera encontrado?... - a pesar de saber la respuesta, la duda permanecía clavada en algún lugar de su mente.

Solo se escucharon chillidos por parte de la menor, que parecieran que eran de una adolescente llorando por un amor no correspondido.

- sin yolanda maricarmen - agrego la chica en un descuido - Lo lamento, no se diré otra vez. Por favor, no me dejes.

Abrazo con fuerza a su mascota de la cabeza - que era lo único que podía alcanzar en ese momento -, la vida con la canina había cambiado completamente algo que a la de tes blanquita alegro mucho. Se sentía querida nuevamente por alguien; algo que en muchos años se había desvanecido ese sentimiento.

Un crispante y áspero sonido se presentó en la cocina. Tomo su arma nuevamente con muchas fuerzas, por unos momentos descabezeo, transcurrió que era nuevamente aquel monstruo.

- Yuzuko, quédate aqui, no me desobedezcas. - ordenó la chica con firmeza.

Cerró la puerta y se dirigió a la sala, estaba alimanada al observar la criatura más de cerca. No sé percato de la presencia de la husky entre sus piernas. Pero, su decisión ya estaba asegurada, tendría que siquiera noquear a esa figura. Se acercó a paso lento.

Y escuchó que estaba olfateando en diferentes lugares del hogar, queriendo encontrar algo o alguien, pero sé percato de la presencia de la humana y giro en su dirección con unos dientes afilados.

Tomo el valor y corrió hasta ella con seguridad y temor.

-æhœrâ mørīræs...- Pronuncio con voz rasposa. Algo que logro entender la chica azabache.

Golpeó en diferentes lugares y nada daba resultado a qué se noqueara, se dió cuánta que la criatura estaba cubierta de una especie de Mo, pero negra. La contraria al estar cansada de ser golpeada tantas veces, dió solo un golpe y rompió el arma letal de la azabache.

- Maldigo al creador - miro el sartén partido en dos horrorizada al ya no poder defenderse.

La bestia gruño fuerte haciendo lo que los pelos de la chica bailarán por los aires. Alzó una de sus manos entendiendo que dará un ataque y que tal vez sea el fin para mei. Ella, por instinto cubrió se cubrió con sus brazos como si su vida dependiera de ello.
Cerró con fuerza los ojos y espero el golpe pero no llego. Al abrirlos lentamente sé percato de una cabellera rubia, estaba de espaldas con unas orejas grises y una cola característica de los Husky con similitud a unas pequeñas manchas que tiene su can.

Ella impedía el brazo de su contraria llevando su mano en la dirección opuesta, haciendo que se girara y cayera al instante.

- Yuzuko...- apenas pronucnio la azabache.

Más que tu dueña || 𝐴𝑢 𝐴𝑛𝑖𝑚𝑎𝑠ℎ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora