XII. 𝑫𝒆𝒔𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓𝒐𝒍 𝒅𝒆 𝒆𝒎𝒐𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔.

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Yuzuko al ver esta escena, algo en su cuerpo iba cambiando, su rabia era mucho que se cegó por completo. Sus ojos habían cambiado a unos rojos y su pelaje se había vuelto un poco negro. También había crecido un poco.

- ¿Qué te pasa, idiota? - le dió una bofetada a su contrario.

Natsuko automáticamente su mano la llevo a su mejilla sobando el dolor. Saco un poco de su lengua mientras sonreía saboreando el pequeño sabor de mei aihara.

- ¡Quiero más! - empujó a mei contra la pared intentando besarla pero ella se defendia como podía.

Sus compañeros intentaban defenderla pero Natsuko los golpeaba en su punto debil.
Un ladrido se escuchó en el aula, todos captaron la atención en la canina con confusión al verla en su nuevo aspecto. Algunos juraban que era arte de brujería.

Mei observo a su sabueso y se asustó un poco al recordar la plática que tuvo con yuzu. Yuzu le había puesto a la humana mientras tanto yuzuko era su canina.

«Tengo una faceta de enojo, cuando pierdo completamente el control de mis emociones...me transformó, principalmente en mis ojos; cambian a unos rojos»

«¿suele pasar mucho?»

« Cuando me enojo, me pongo celosa, llena de nostalgia, por lo regular son emociones negativas »

Yuzuko se dirigió a Natsuko no le importo si era su hermano o no, fue directamente a la pierna y comenzó a morder lo fuertemente que llegó a tronar algún hueso. Se quejo Natsuko pero eso no impidió que sacará su arma y se la mostrará a la can, quien inmediatamente se esfumó su enojo.

- ¿Quién es el alpha ahora, ah? - sonrió victorioso al ver a la can muerta de miedo.

- ¡Natsuko, no! - desvío una de las balas hacia un foco que trono y todos se cubrieron para no recibir alguna herida tan grave en su cuerpo.

-¡Corre yuzuko corre!

Corría por todo el pasillo de la segunda planta.
Hasta que llegó a su destino, ya no había más camino para ella quiso regresar pero estaba acorralada, ya por el mayor.

- me saludas a los aihara - se acercaba lentamente con el arma equipada, yuzuko retrocedía pero sintió una pata que volaba, el camino había terminado.

Todos los maestros ya se encontraban en aquel acto con temor todos gritaban el nombre del chico lacio había voces distintivos pero el estaba tan concentrado en la canina que no dudo mucho en dispararle.

Yuzuko estaba amilanada pero había tomado una decisión. El disparo se había escuchado por toda la escuela.

- ¡Yuzuko!

Más que tu dueña || 𝐴𝑢 𝐴𝑛𝑖𝑚𝑎𝑠ℎ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora