REBELDÍA

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Toda la vida me han considerado una insurrecta y una inconformista.

Mis hermanas eran más dóciles y sumisas con las normas y con nuestro destino. Jamás se plantearon algo distinto a lo que conocían y lo aceptaron con serenidad.

Yo no podía soportar tanta obediencia, tanta pasividad. Necesitaba moverme, conocer, sentir, experimentar. En definitiva, ver mundo y disfrutar de lo que la vida nos ofrecía.

No entendía que ellas se sintiesen satisfechas con la vida que llevábamos y con la perspectiva un futuro aún menos atrayente.

Se conformaban con una existencia mediocre entre cuatro paredes, rodeadas de niños y realizando las mismas tareas día tras día.

No entraba en sus planes viajar a otros países, conocer personas de distintas nacionalidades, gustos y costumbres. Y no mostraban interés por aprender y tener nuevas experiencias.

Para mí era inconcebible que se considerasen felices por el mero hecho de captar la atención de alguien que entrase en el local, o que se sintiesen afortunadas si esa persona, además, elegía a una de ellas entre todas las muñecas de la tienda.

Estrella Vega

CRISOL DE SUEÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora