°•Capítulo 4•°

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Hope y Gabriel aparecen y miro a Sam el cual traga saliva y se levanta a la misma vez que yo. Caminamos hacia el pasillo pero la señora Hart me para.

—¡No es justo! —Grita entre lágrimas.
—¡No es justo que el culpable de todo esto vaya a ver a mi hija! ¡Es peligroso! —Aprieto la mandíbula y camino hacia ella.
—James no lo empeores —Oigo decir a Sam el cual me hace parar en seco.
—Tranquilízate mamá —Dice Alisson mientras le abraza para calmarla.
—No es justo —Solloza en su hombro.
—Ya está... —Musita.

Miro a Gabriel el cual camina hacia la señora Hart y la intenta tranquilizar. Me arde la sangre al ver que es él el culpable de todo esto, es él el que tiene que sentirse como me siento yo.

—Vamos —Dice Sam sacándome de mis frustrados pensamientos.

Camino detrás de él hasta llegar a una habitación la cual tiene la puerta azul. Nada más abrirla todo se vuelve negro, todo se para y mis ojos se cristalizan.
Madi se encuentra con unas cuantas máquinas al igual que vendajes por todo su delicado cuerpo.
Sam pierde la batalla con él mismo y suelta unas cuantas lágrimas mientras toca su delicada mano. Me siento en unos de los asientos que hay en la habitación y paso mi mano por toda mi cara intentando no soltar una lágrima.

Un silencio nos invade el cual es interrumpido por los pitidos de aquellas máquinas. Me siento destrozado por completo, he hecho cosas muy graves de las cuales estoy arrepentido pero esta... Esta es la peor de todas, nunca me voy a perdonar lo que le he hecho.

—No sé qué decir —Musita Sam.

Me quedo en silencio observando a Madi la cual está totalmente dormida. Siento la necesidad de abrazarla aunque nunca lo he hecho, tengo la necesidad de decirle que siento algo por ella.

—Es la única amiga que tengo —Dice sin despegar la mirada de ella.
—Y no sabes cuánto me duele verla así —Mis ojos se cristalizan.
—Lo siento —Me atrevo a decir con la voz rota y con el corazón partido.

Sam niega mientras toca su brazo y suelta una mueca forzada.

—Estaba equivocado contigo James —Abro los ojos impresionado.
—No me caes bien, en parte tienes la culpa de que esté así pero tengo la necesidad de llevarme bien contigo porque, en estos días, me he dado cuenta de que para ella eres importante, eres un maldito capullo y no sé cómo puede quererte pero lo hace y por eso quiero dejar nuestros problemas a un lado y centrarnos en ella, nos necesita más que nunca juntos y no pienso dejar que Gabriel se salga con la suya después de todo —Me quedo sin palabras.
—Tienes razón —Me limito a decir mientras observo al chico impresionado y con los ojos rojizos.

Nunca iba a imaginar que me pareciese algo bien de lo que dijese Sam, es la primera cosa sensata que dice y me siento bien por ello.
Sam se sienta en una silla y me acerco a Madi. Toco su rostro, paso mis dedos por sus delicadas y perfectas mejillas las cuales tienen algunas heridas por los cristales.

»Es jodidamente preciosa« Dice mi subconsciente haciendo que un ardor aparezca en mi corazón.

—Puede ser la última vez que la veas —Abro los ojos y lo miro enfadado.
—¿Qué coño dices? —Sam mira hacia la puerta y más tarde a mí.
—Su madre no va a permitir que vengas a verla —Niego.
—No pienso dejar que me lo impida —Sam se levanta rápidamente y me mira fijamente a los ojos.
—¿Has visto lo que le ha hecho a su propia hija? La madre de Madi es peligrosa —Miro a Madi y toco su mano.
—No me va a alejar de ella —Sam se encoge de hombros.
—Voy de tu parte pero no pienso permitir que le hagas nada a la familia de Madi —Ruedo los ojos y lo miro molesto.
—¿Piensas que voy a matarla o algo? —Sam suelta un suspiro.
—No, claro que no —Ruedo los ojos y una enfermera entra.
—Chicos se acabó el tiempo de visita —Mis ojos se cristalizan de nuevo, trago saliva y no dudo ni un segundo en acercarme lentamente y darle un delicado beso en su frente.

Peligrosamente Inevitable® ✓ (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora