Peligrosamente Inevitable® ✓ (2)

°•Capítulo 17•°

Narra James

Madison me ha acelerado el corazón, me cuesta respirar y no paro de observarla. Seguramente tendrá miedo y pensará mal de mí, pero cuando nuestras miradas se cruzan algo en mí vuelve a vivir, algo que antes estaba muerto.

—¿Cómo estás? —Le pregunta Drake a Madi.
—Bien, estoy bien —Drake asiente con una mueca y Madi me mira.
—¿Recuerdas algo? —Le pregunta Colton y la chica niega y respira con dolor.
—El médico me ha dicho que recordaré algunas cosas poco a poco —Dan la observa al igual que Colton.

Parecen fascinados y doloridos por ella. Yo solo me limito a caminar de un lado para otro viendo como su voz me daña la mente, como penetra en mí y me hace delirar y entrar en una espiral de emociones en la cual es imposible salir.
Llevan un rato contándole anécdotas sobre cómo era su amistad antes del accidente. Yo no me atrevo, no me atrevo a revelarle quien era y que le hice.
No sé cómo puede reaccionar y aún peor no sé si le llegaré a atraer de nuevo.

La vida da mucho asco, pero da más asco cuando no puedes estar con la única persona que te hace sentir que todo va bien y que te da fuerzas para seguir hacia delante.

—¿James? —Me dice Dan al ver que estoy apoyado en la pared donde hay un póster de Chase Atlantic y mi mirada está fija en el suelo.
—¿Qué? —Le contesto frío y borde.
—¿No le has contado lo que pasaba antes del accidente? —Niego.
—¿Por qué? —Respiro hondo y contemplo a la chica.

Sus ojos almendrados me hipnotizan y sus labios color carmesí me dejan sin respiración. Me estoy volviendo jodidamente loco y es inevitable no estarlo por ella.

—No quiero empeorar las cosas, además son mis cosas, no te metas Dan —Sueno demasiado borde y eso hace que Madi mire a Dan algo molesta.
—No era nada importante Madison —Le digo y Dan se levanta enfadada.
—¿Cómo puedes ser tan estúpido? —Levanta la voz.
—Dan no es el momento —La chica pasa su mano por mi cara exagerado la situación.
—¿Pero por qué te comportas así? ¿También quieres mentirle? —Sus palabras rebotan en la habitación.

Madison se queda sin palabras y lo único que hace es observar. No sé en que estará pensando, seguramente no será nada bueno por su expresión y la forma de mirarme.

Cojo mi chaqueta enfadado y salgo de la habitación. Puedo oír como alguien va detrás de mí pero ando demasiado rápido ya que la ira corre por mis venas.

Veo como las chicas de la fraternidad me miran preocupadas pero decido lanzarle miradas de pleno odio y asco hacia ellas. Dios, me estoy dando cuenta de que odio a todo el mundo que vive en esta maldita casa.

—¡James! —Su voz hace que me pare en seco y me voltee a verla.
—Madison no —Le digo dolorido.
—Desde que he despertado siento que todo el mundo me esconde algo. Cada día me cuentan una historia diferente de aquella noche de Halloween, pero sé que tú sabes la verdad... —No puedo respirar y siento como la chica se queda en silencio.

La miro de arriba a abajo frustrado, aprieto mi mandíbula demasiado y tengo los ojos rojos por el alcohol.

—No te acerques a mí si no quieres más problemas —Musito.

Camino hacia el coche de nuevo, me introduzco en el interior y puedo ver por el retrovisor como la chica corre rápidamente hacia la puerta del copiloto.