°•Capítulo 27•°

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Narra Madison:

Al llegar a la habitación del campus James no se encuentra en ella. Tenía ganas de hablar con él, mi hermana me contó lo de el envoltorio del condón en el suelo de mi habitación, los recuerdos comienzan a venir y a llevarme a una gran espiral de emociones.

FLASHBACK:

Un papel reluciente de color plateado salta a la vista de mi hermana y no tarda en cogerlo del suelo y observarlo. El ritmo cardíaco vuelve a dispararse, esta vez no tengo escapatoria.

—Madi esto es... —Traga saliva y niego rápidamente.
—No claro que no, no sé cómo habrá llegado hasta aquí —La chica toca el grueso plástico plateado.
—Madi esto es el envoltorio de un... Condón —Traga saliva y Tyler se voltea para mirarme.
—Que no —Le respondo.
—Si Madi, si lo es, lo sé porque... Bueno lo sé ¿vale? —Miro el papel y se lo quito de las manos.
—¿Lo has hecho con Gabriel? —Dice con una carcajada.
—No —Le respondo nerviosa.
—Si que lo habéis hecho ¿Y qué tal? —Ruedo los ojos.
—Si, me has pillado —Suspiro haciéndola reír a carcajadas.
—Eso es fantástico, me encanta ese chico y a Tyler igual, ayer estuvimos hablando sobre él y hacéis una pareja espectacular...

FIN DEL FLASHBACK

Me cuesta respirar y mis lágrimas salen solas, él era importante para mí y yo como una estúpida lo he dejado ir tan fácilmente. No me arrepiento de no luchar por él pero si de no haber hablado como personas adultas que somos de nuestra relación.

Me doy una ducha de agua caliente mientras mis lágrimas se juntan con el agua y desaparecen en el desagüe. Siento que soy una verdadera estúpida, que he cometido un gran error y que seguramente cuando recuerde todo no me lo perdonaré en la vida.

Al terminar de ducharme decido arreglarme, me pongo unos pantalones blancos los cuales recuerdo que me los puse el primer día que llegué a la fraternidad. Más tarde decido ponerme una camiseta azul la cual puede verse un poco mis pechos pero tampoco tenía mucho como para lucirlos.
Me rizo las puntas rubias de mi cabello y aumento mis pestañas con un poco de rímel para ponerlas más firmes. Decido no maquillarme mucho más, ya que no me gustaba como se veía el exceso de maquillaje en mi cara.

Eran las ocho de la tarde, mi hermana me había llevado al centro comercial para animarme un poco, pero no funcionó. Comimos en una hamburguesería cercana y estuvimos hablando durante horas sobre Gabriel.
Me duele todo lo que está pasando pero ya no hay vuelta atrás.

Mi móvil empieza a sonar, se encontraba encima de mi cama y no dudo en mirar quien es. Al encenderlo veo que es Anna la cual estaba ya en los aparcamientos de la universidad.
Miro la habitación por completo para no dejar nada desordenado al igual que fuera de mis maletas.
Cojo mi abrigo negro

—Ya salgo —Le digo mientras cierro la puerta de la habitación.

Cuelgo y camino por el pasillo, sé que no estoy en condiciones de ir a ninguna fiesta pero sé que los remordimientos me harán pasar una noche espantosa y no quiero pasar de nuevo por eso.

Salgo del edificio y veo a Anna en un coche negro, va demasiado arreglada al igual que maquillada para mi gusto pero aun así va bastante guapa.

—¿Qué tal? —Me dice con una sonrisa.
—Bien —Le digo con una mueca.
—Que suerte que hayas encontrado una habitación en el campus —Trago saliva y asiento.
—Si, he tenido demasiada suerte —La chica conduce mientras que yo jugueteo con mis dedos.
—¿Puedo hacerte una pregunta? —Asiente.
—Claro, dime —Responde.
—Cuando estaba en el hospital ¿Gabriel siempre estaba conmigo? —Ella traga saliva y me mira extrañada.
—Claro, siempre estaba junto a tu cama e incluso te leía tus libros favoritos —Me muerdo el labio intentando calmar mis ganas de llorar.
—¿Te encuentras bien? —Me pregunta al ver que miro hacia la ventana.
—Si —Le digo con la voz ronca.
—Te quería decir una cosa —La miro con los ojos llorosos y asiento.
—Gracias a ti he podido conocer a James —La miro extrañada.
—¿Estáis saliendo? No me había contado nada —La chica niega.
—Nos estamos conociendo, pero vamos... —Dice con una sonrisa.
—Seguro que dentro de poco me pedirá salir —Parece emocionada.
—Me alegro —Trago saliva y puedo ver la gran cola de aquella fiesta.
—Aquí es —Dice yéndose hacia los aparcamientos.

Peligrosamente Inevitable® ✓ (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora