Capítulo 26: Un mal augurio

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Todo era demasiado extraño. Ace miraba a un lado y a otro. ¡Todo estaba tranquilo! La gente paseaba, los niños jugaban con sus juguetes vivientes y las puertas de la taberna frente a él se movían con violencia de adelante a atrás al haber entrado su hermano como un poseso en busca de carne.

- ¿Estás bien? – preguntó Zoro, colocándose a su lado.

- Sí, supongo que sí. Es que todo está demasiado... no sé, demasiado tranquilo. Doflamingo sabía que veníamos y escuché a Law amenazarle por el "Den Den Mushi" para que dejase su puesto como shichibukai a cambio de entregarle a Caesar. Las noticias deberían haber volado, siendo un pirata normal, sin la protección de la Marina no podría ser Rey en Dressrosa. Tiene que abdicar y eso creo que traería el caos.

- La verdad es que sí es muy raro.

- O no era un gran Rey y están contentos de su abdicación o está ocurriendo algo que desconozco – comentó Ace – y no me gusta ir a ciegas contra un enemigo y menos en su territorio.

¡Preocupado por Law! Es lo que Zoro vio y por eso mismo, sonrió. Esos dos realmente tenían algo, podía apreciar esa conexión, cómo Ace no había dejado de mirar hacia atrás todo el camino cada ciertos minutos, pese a que sabía de sobra que Law ya no estaría a su espalda, que no podría volver a verle, pero seguía girándose y eso indicaba su preocupación.

- Todo estará bien. Vayamos con Luffy antes de que se meta en algún lío.

- Sí, es lo más conveniente.

Iniciaron de nuevo la marcha, cuando se detuvieron una vez más ante un sonido particular. Un bastón que golpeaba los peldaños. Un hombre de unos cuarenta años o algo mayor, bajaba con cuidado. Ambos ojos tenían una enorme cicatriz y por la forma en que golpeaba con el bastón, les dio a entender a ambos que era ciego. Sin embargo, al mismo tiempo que Zoro colocaba la mano en la empuñadura de una de sus katanas y con el pulgar dejaba ver un centímetro de la hoja, dispuesto a desenfundar con rapidez, los dedos de Ace se movían invocando su fuego. Ambos sentían peligro pero no se atrevían a hacer algo imprudente sin una agresión clara.

El hombre pasó a su lado. La tensión podía cortarse con un cuchillo y finalmente, Zoro se relajó cuando el hombre pasó por su lado sin hacer el más mínimo amago de querer atacarle o enfrentarle.

- Disculpad – escucharon los dos al hombre que acababa de pasar junto a ellos y al que le daban la espalda – ¿conocéis algún lugar de apuestas por aquí?

- Lo siento, no somos de la ciudad – fue la respuesta de Zoro, manteniéndose alerta en todo momento.

- Ya veo.

- Quizá pueda preguntar en la taberna, está justo a la derecha – dio algo de información Ace intentando ser de ayuda.

- Gracias, probaré suerte entonces.

Los ojos de Ace se fijaron en el pulgar de Zoro, que volvía a recorrer ese centímetro de la hoja y guardarla completamente en la funda. No hablaron del tema, ambos habían sentido el peligro, no necesitaban comentar absolutamente nada más, por lo que caminaron nuevamente hacia la taberna.

Luffy ya estaba allí, golpeando una de las mesas con los cubiertos y pidiendo carne. El mesero le miraba extrañado. Luffy era como un niño pequeño, siempre con la gran sonrisa y dando mucha importancia a cosas infantiles como comer algo de carne. ¡Nunca cambiaría! Por eso mismo, Ace sonrió.

Cuando la comida llegó, él mismo peleó por la carne con su hermano. ¡Había cosas entre ellos que no cambiarían! Y eran sus peleas por ver quién comía más. Claro que Luffy solía sacar ventaja cuando a Ace le entraba su gran narcolepsia. Sin embargo, cuando acababan de comer, todos se fijaron en la mesa del fondo donde el anciano con el que Zoro y Ace se habían cruzado anteriormente, jugaba a la ruleta lanzando una bolita en el tablero giratorio.

El cirujano de la muerte (One piece: Law-Ace)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora