Capítulo 31: Ruta de escape.

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Saga II: La Venganza contra Barbanegra

¡Menuda racha! Es lo que Ace pensaba. Había pasado de ser el libre comandante de la prestigiosa tripulación de Barbablanca, a estar cada poco tiempo capturado por alguien. Empezaba a estar muy harto de esa mala racha que le acompañaba desde el incidente de Marine Ford.

El ruido de los bombardeos era continuo. Primero los barcos de la Marine y ahora los barcos piratas, la cuestión era que ninguno se rendía en su empeño por alcanzar ese barco y dar con él. ¿Qué estaría haciendo Marco? Es lo que pensó Ace, porque él le insistió en que tomase el mando y el título de su padre, convirtiéndose en emperador del mar y reuniendo de nuevo a toda la tripulación. Todos le adoraban, pero ahora mismo, Ace sólo pensaba en que todos se mantuvieran a salvo y no intentasen alguna locura.

Por otro lado, estaba Law y su hermano. ¡Se ponía malo sólo de pensarlo! Pero ninguno de los dos se daría por vencido. Iban a ir a por él. Los dos eran igual de cabezotas y no pensarían en abandonarle. Esa idea le carcomía, porque realmente había hecho todo eso para que no les ocurriera nada a ellos.

- ¿No vas a comer? – preguntó la persona al otro lado de la mesa -. ¿Me he equivocado de persona o mis informantes mienten? Me habían dicho que eras de buen comer.

Ace miró su plato. Aquel encarcelamiento era muy diferente al que había sufrido con los Marines. Aquí no tenía grilletes, pero tampoco tenía donde ir. Atacar a toda la flota habría sido una auténtica locura y quisiera o no, la persona frente a él era realmente fuerte. Debería esperar un mejor momento y tratar de huir de alguna forma, pero por ahora, simplemente se protegía en sus buenos modales, sentado a la mesa sin hacer el más mínimo movimiento en falso.

- No me gusta el Umeboshi – se quejó Ace, dando vueltas con los palillos a esas pequeñas bolas de encurtido de ciruela japonesa seca.

¡Lo odiaba! De hecho, esa manía la había pillado de Law. Él los odiaba primero y desde que le conoció, habían mantenido discusiones sobre el Umeboshi. Ahora él lo detestaba también. Sin embargo, ni siquiera Law pudo cambiar sus hábitos alimenticios. Adoraba la carne mientras que Law prefería el pescado a la plancha o frito. No podía evitar esbozar una ligera sonrisa al darse cuenta de lo diferentes que eran y, a la vez, cómo se compenetraban para otras.

- Traed carne y pescado – se escuchó entre los bombardeos y los bruscos movimientos del barco, pese a que ya no zozobraba como antes. Parecía que estaban tomando distancia de sus perseguidores – no queremos que nuestro invitado se muera de hambre.

Por un instante, el silencio reinó en el camarote. Los piratas se miraban unos a otros hasta que un grito sacó a todos del trance y empezaron a movilizarse para traer lo que les habían ordenado. Encima de la mesa, junto a la comida, depositaron también una gran botella de sake. Los ojos de Ace la miraron por un segundo antes de que su anfitrión dijera que le sirvieran una copa.

- Segundo comandante de Barbablanca – sonrió el anfitrión – ¿seguro que no quieres unirte a nuestra tripulación?

Ace bebió antes de meterse en ese tema. Decirle que no quería unirse sería malo, pero decirle que se uniría... sería una ruta sin escape, una que no estaba dispuesto a afrontar. Pero una cosa tenía clara, ¡jamás podría estar con Law! Todo el mundo estaba en contra de esa relación.

Law era capitán de su propio barco y él... él era un chico que no quería abandonar a su familia y que tampoco quería unirse a otra tripulación. Estaba orgulloso de pertenecer a la gran familia de Barbablanca y eso no cambiaría ni siquiera con su fallecimiento. Sin embargo, convertirse en emperador como lo fue su "padre" le alejaría definitivamente de Law.

El cirujano de la muerte (One piece: Law-Ace)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora