Capítulo 30: El final de Dressrosa

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¡Agotado! Era como se sentía Ace por estar utilizando tanto haki inmerso en su fuego para poder calcinar los malditos hilos de ese hombre y, aun así, alguna vez, él conseguía atravesar su fuego y llegar hasta él.

Los cortes en su piel y algunas gotas de sangre que caían sobre el suelo le indicaban a Ace que Doflamingo también estaba atacando con haki. Su cuerpo no respondía correctamente para convertirse en fuego y regenerarse, pero también Doflamingo empezaba a quedar exhausto y herido por su fuego. Sus prendas se notaban quemadas por las llamaradas que lanzaba en su dirección, pero el bastardo no dejaba de sonreír como si tuviera todo bajo control.

- Eres un hombre complicado, Ace – sonrió Doflamingo -. ¿Cómo crees que tomará Law tu plan?

¡Mal! Esa era la respuesta que le venía a la mente a Ace y le hizo sonreír. No lo iba a tomar nada bien e instintivamente, ladeó su cabeza hacia la puerta por donde Bartolomeo se había marchado. A él le había pedido lo más importante de todo. ¡Sacar de la isla a Law y a Luffy!

- Todos esos piratas vienen por ti, incluso la marina, Ace, no podrás salir de aquí y vas a sacrificarte para que ellos escapen. Law no lo permitirá y lo sabes.

- Por eso Bartolomeo lo sacará aunque sea a la fuerza.

- No conoces a Law – sonrió Doflamingo – él no es de los que dejan algo importante en tierra. Bartolomeo no podrá sacarlo si se le mete en la cabeza que tiene que salvarte.

- Entonces Luffy lo hará – sonrió Ace.

- ¿El mismo Luffy que entró por todo el cuartel de la Marina para salvarte? ¿Crees que te dejará en tierra? No seas ingenuo, no puedes salvarles entregándote. No te lo discuto, es una gran idea, te persiguen a ti y pasarán de ellos dos con tal de cazarte pero... ellos no van a marcharse sin ti. Tú les pones en peligro. Es una gran idea no irte con ellos, porque todos esos barcos van a seguirte y eso haría que les persiguieran a ellos, sin embargo, si te quedas aquí... ya sabes lo que te espera.

- ¿Qué más te da a ti? – sonrió Ace – además, ni siquiera verás lo que sucederá al final. Acabaré contigo y así, finalmente Law podrá descansar tranquilo sabiendo que obtuviste tu merecido.

Doflamingo fue el primero en atacar nuevamente. Una columna de fuego rodeó a Ace, quemando todo a su paso y evitando que nada se acercase, sin embargo, cuando la columna de fuego bajó, Doflamingo estaba frente a él dispuesto a cortarle por la mitad. Sus ojos se abrieron y sus llamas se invocaron en su mano en un último intento por atacar antes de que su contrincante lo hiciera, pero cuando su mano golpeó, sólo atravesó aire.

Frente a él a unos metros, un destello de luz azul atravesaba el cuerpo de Doflamingo desde su viente y subiendo. El grito de Law llegó a sus oídos y entendió que ese infeliz le había cambiado de sitio con él. Sonrió, porque le había salvado de ese golpe al intercambiarse y además, había pillado por sorpresa al pirata, que ahora sangraba por la boca con ese intenso electroshock al que Law le estaba sometiendo.

Toda su espada estaba cubierta de electricidad, incrustado en el abdomen del pirata que gritaba de dolor mientras sus órganos empezaban a fallar y quizá... alguno desintegrarse. Estaba dañando todo su interior y eso sería difícil de reparar.

- Ace – gritó Luffy a su espalda – por fin llegamos.

¡Herido! Venía con sangre y herido pero estaba allí junto a él. Seguramente, todo el rato que él había estado perdiendo con Doflamingo, esos dos lo habían invertido en tratar de llegar hasta él, peleando con los que se hubieran metido en su camino, incluido, los secuaces del pirata y sus comandantes.

El cirujano de la muerte (One piece: Law-Ace)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora