Capítulo 10: Veneno mortal.

808 100 9
                                    

Entre la oscuridad del calabozo, tan sólo los intensos tosidos eran audibles, pero eso no hizo que los guardias entrasen a ver qué ocurría. Tirado en el frío suelo de piedra, acurrucado por el frío que entraba a través de los barrotes, pensaba en todo lo que había perdido y todo lo que deseaba.

Tan sólo quería un poco de calor ahora mismo, pero la "Mera Mera" no estaba activa, seguía sin funcionar por mucho que intentase activar el comando y sacar la más pequeña de las llamas. Tampoco Law estaba allí para poder acurrucarse a su lado. Le echaba de menos, incluso los días que estuvo allí en Marineford, le angustiaba verle en peligro, sabiendo que pasaría el mismo frío que hoy pasaba él entre los calabozos.

¡Law! ¡Cuánto había deseado besarle! Pero pocas veces había podido probar sus labios desde la última vez que se despidieron. Él tenía que volver con su tripulación, tenía que buscar a Barbanegra y darle caza, pero eso no quiso contárselo a Law. Ya tenía bastante con Barbablanca diciéndole que abandonase esa estúpida idea. Era muy posible que Law le hubiera intentado convencer de que lo dejase también.

O quizá... el mismo Law estaba tan loco como para haber ido con él y acompañarle a dar caza a ese asesino. Por una parte... le habría gustado hacer equipo con Law, pero por otra... le aterraba. Siempre habría estado preocupado por protegerle y lo peor de todo era que seguramente Law haría lo mismo. No quería que muriera por su culpa.

La sangre llenó las baldosas en el último tosido. Todo su cuerpo dolía y ardía. Estaba acostumbrado a esa sensación de calor en su interior, pero ésta era muy diferente, casi sentía como si se quemase por dentro pero daba igual, al final su vida pronto terminaría y aunque agradecía los esfuerzos de Law, era casi mejor estar muerto que acabar como un trofeo de los nobles.

Su mente retrocedió hasta aquel día donde todo cambió entre ellos. Fue un cambio significativo en Law, él nunca se había llevado bien con Ace, siempre discutían pero esa noche fue muy diferente. Ahora se daba cuenta de lo que había cambiado entre ellos... Law se había enterado que él fue el chivato, el que le ayudó con la información de la fruta.

Flashback:

Su preciado bote se mecía con las suaves ondulaciones que el barco en movimiento provocaba. Allí agarrado con firmeza, Ace lo miraba desde lo alto. Apoyado sobre la barandilla del gran barco donde toda la tripulación de "Corazón" festejaba, él permanecía entre la penumbra, observando esa gigantesca luna reflejada en un mar en calma.

Se había cruzado con ellos por casualidad y aunque le habían invitado a subir y festejar con ellos por la nueva vida que Law tenía ahora a su disposición y el haberse salvado de tan funesto destino, Corazón mantuvo su palabra de no decir ni una palabra sobre su ayuda. Aun así, le había invitado a comer y beber antes de que partiera de nuevo. Ni siquiera él había querido decirles lo ocurrido con su compañero y el asesinato que había llevado a cabo su ahora antiguo compañero.

En un día normal, él habría sido el primero en festejar, pero hoy... hoy sólo sentía que era un asco como comandante de la segunda división de la prestigiosa flota de Barbablanca. No pudo impedir que uno de su tripulación asesinase a sangre fría a otro compañero por una habilidad. Ninguno de sus compañeros le echó la culpa... pero ya se la echaba él mismo. Era un fracaso como comandante.

- No es propio de ti estar aquí tan apartado de la fiesta – dijo Law a su espalda.

- ¿Por qué tendría que festejar por ti? – sonrió Ace con cierta arrogancia, mintiendo y previniendo los ataques que seguramente vendrían de Law. Sabía lo mal que le caía a ese chico.

- Hoy... no quiero discutir contigo, Ace.

- ¿De verdad te has curado? Porque pareces más enfermo que nunca. Tú no puedes evitar meterte conmigo – sonrió de nuevo el chico de fuego.

El cirujano de la muerte (One piece: Law-Ace)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora