Nuevos sueños

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"No se ama a alguien porque es perfecto, se ama a pesar del hecho de que no lo es".
Jodi Picoult

POV: Emma Swan

El tiempo no perdona, nada en un par de días hemos contado dos décadas de nuestra vida. Ya no éramos unas niñas, ya no jugábamos a ser reina y princesa, la inocencia ya no vivía en nosotras, ya no corríamos de la mano para ir a jugar a nuestro lugar especial. Sin embargo todo lo bueno de nuestros años vividos lo guardamos en nuestro corazón y lo dejábamos salir en el momento correcto. No hay nada más maravilloso que ver cumplidos tus sueños de niña, esos que alguna vez viste tan lejanos y de pronto dices "wow lo logré". En la niñez siempre dijimos que seriamos amigas por siempre y que nunca nos íbamos a separar, puedo decir a mi edad que hemos cumplidos esos deseos, quizás no al pie de la letra, pero los hemos logrado.

Este día hemos optado por tomar un poco de sol y limonada junto al jardín que tanto cuida mi esposa. Regina se ve tan linda observando con orgullo sus girasoles. Mi esposa, el sol que he visto amanecer millones de veces y el que quiero ver millones de veces más. La veo y sigo pensando que la vida es maravillosa porque después de tanto años seguimos juntas enfrentándonos a la vida.

— Abuela Emma, ¿crees que después de los 20 ya habían cumplido la mayoría sus sueños de niñas? — alguien hoy no perdió el tiempo.

— Desde niñas teníamos una visión de lo que queríamos de la vida — sonrío recordando las aspiraciones de la pequeña Emma — estar juntas, tener un auto, bailar muchas veces, a medida íbamos creciendo incluíamos aspectos siempre muy sencillos, anhelamos ser una pareja tranquila, pero feliz — explico con franqueza.

Regina asiente a lo que digo mientras juega con un girasol en sus manos — cuando estás con la persona correcta y tienes la seguridad que naciste para estar con ella, vas por la vida agregando más sueños a tu lista — mi linda esposa me ofrece su girasol y me lanza un beso en el aire, esta mujer con sus detalles me sigue sonrojando después de tantos años.

— ¿Pueden decir que estar conviviendo en Boston les hizo alcanzar madurez como personas y como pareja?

— Quizás Boston o la edad nos haya hecho madurar, pero en realidad... — interrumpo aclarando mi garganta para obtener la atención de mi nieta y mi esposa.

— Mi amor, tú no eras para nada madura, con tu costumbre de ver con desagrado a mis amigos demostrabas ser una niña aún — reviro los ojos divertida, Regina no siempre es la más madura de la relación.

— Que no fueran de mi agrado y no ser una hipócrita para sonreírles no es falta de madurez, señora Swan Mills — ya se enojó mi preciosa, ¡ay se ve tan bella así!

Mi esposa y su odio a mis amigos, pero yo si tengo que aceptar a sus amigos apestosos. Ella es tan posesiva, en ocasiones lo amo, adoro que salga ese demonio sexy que lleva dentro y me castigue. La veo ahí tan tranquila acomodando sus flores y no puedo evitar pensar en lo diabólica que se vuelve cuando quiere.

— ¡Swan, te estamos hablando! — grita mi esposa aturdiendo mis oídos.

— Lo siento, me distraje pensando en ti mi amor — aclaro con ternura.

— Conozco tus pensamientos Swan, bebe limonada para controlarte un poco — revira los ojos como si hubiera escuchado mis pensamientos.

— Abuela Emma, abuela Gina me dice que no tienes moral para hablar de madurez.

— Ella tampoco, tenía 20 años y aún bailaba canción de Britney frente a espejo — mi mujer se sonroja y no puede evitar sonreír.

— Lo dice la reina de la madurez que lloro como 3 horas por Hannah Montana la película, ya no estabas en edad Swan — ¡ay eso si me dolió! para que me lo recordó — ni hablar de cómo malgástate nuestros ahorros para comprar eso que llamas auto.

ALWAYSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora