Estás siempre a mi lado

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Ya cuando nos casamos

los ancianos estaban en los cincuenta

un lago era un océano

la muerte era la muerte

de los otros.

Mario Benedetti

POV: Emma Swan

Regina y yo tenemos una conexión maravillosa que nos hace a amar lo bueno y lo malo de la otra, no por resignación, no, siempre tratamos de sentirnos bien con la otra. Se trata de entender que el amor es respeto, que es tolerancia, que aunque tengamos malos momentos le puedes agradecer a todos los dioses del universo dejarte compartir lo mejor de tu existencia al lado de la persona que has amado toda la vida.

- ¡Emma Swan! ¿Qué es este desastre que dejaste en mi cocina? - grita enfurecida la dueña de mi amor. A eso me refería, yo la amo con todo y su carácter tan particular.

- Amor, lo limpio después, lo prometo, nada más les quería preparar un delicioso café - me justifico mientras Regina viene hacia nosotras con el ceño fruncido y una caja de galletas con chispas de chocolate.

- Te conozco Swan, si luego dices que te duele la espalda, la cabeza, el pelo, las uñas para no limpiar tu desastre, duermes en el sofá - su tono fue tan amenazante que hasta Lucy se mostró sorprendida.

- ¿Lo ves, Regina? Asustas a Lucy.

- No, no, no estoy asustada, solo me pregunto ¿cómo se acoplaron con la educación de sus hijos con sus caracteres tan distintos?

- El amor - dijimos en coro mi esposa y yo.

- Cuando llevas tantos años con alguien conoces hasta sus peores defectos - se encoge de hombros mi esposa - lo discutimos, yo no quería que mis hijos fueran perezosos o que comieran dulces cuando les diera la gana - indica con ironía.

- Yo no quería que mis hijos tuvieran mal carácter, ni que fueran testarudos - refuto al instante - pero si quería que fueran inteligentes, educados, respetosos y sinceros como mi esposa - añado con seguridad logrando una pequeña sonrisa de Regina.

Admito que en ocasiones tuve miedo, mucho miedo, los niños pasaban más tiempo con Regina porque era la que estaba más en casa. Cuando veía que ella sabía lo que les pasaba a la primera, me sentía mal. Yo quería que mis patitos crecieran viendo igualdad entre nosotras, que se dieran cuenta que sus madres los amábamos por igual, que los cuidábamos por igual. Además yo le prometí a mí esposa que yo no cometería los errores de su padre, entonces tenía que buscar una solución y así lo hice. En mis días libres salía con ella y los niños, por las noches era yo la que se levantaba a cuidar de ellos. Los patitos crecían muy rápido, con el tiempo sabían cuando buscarme a mí y cuando buscar a su otra madre preciosa.

- ¿Tuvieron diferencias porque a una no le gustaba lo que hacían los niños cuando estaba con la otra? - nos pregunta Lucy.

- Cariño, esa es una pregunta que la debiste hacer directamente - dice con demasiado sarcasmo Regina - ¿que si me molestaban algunos comportamiento que Emma le enseñaba a mis hijos? - suspira profundamente y luego habla - viéndolo hoy de manera objetiva, no - su respuesta me sorprende y frunzo el ceño - yo me enamoré de cada partícula de lo que es Emma Swan, lo mejor y lo peor de ella, en días en los que la extrañé saber que mis hijos tenían algo de ella me daba consuelo - narra con nostalgia y mi corazón se acelera - cuando estás enamorada miras maravilloso tener unas mini versiones del amor de tu vida, los patitos fueron como volver a vivir con una parte de mi esposa - no puedo retener un par de lágrimas qué ya corren por mis mejillas, ella se inclina hacia mí y las quita con su dedo índice, luego toma mi mano regalándome una sonrisa cargada de ternura.

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