¿Se puede besar a una reina?

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Cuando éramos niños

los viejos tenían como treinta

un charco era un océano

la muerte lisa y llana

no existía.

Mario Benedetti

POV Emma Swan

Hola, yo soy Emma Swan, no dejo de reírme escuchando a Regina quejarse con Lucy de algunas cositas que le hice pasar cuando éramos más jóvenes. Suspiro ante el delicioso aroma a café recién hecho, mientras observo el bonito atardecer. Es relajante ver en el ocaso de mi vida estas maravillas de la naturaleza con la satisfacción de traer en mis espaldas muchos días junto a mi morena que recuerdo como si fuesen ayer con tanto orgullo.

Preparo café para mí y mi nieta y té de lavanda para Regina, mejor que tome algo relajante así no está de mal humor. Además el café le causa insomnio, luego me obliga a quedarme a altas horas de la noche conversando con ella. No es que no ame hablar con mi morena, para mi es lo mejor de la vida, solo que a esas horas comienza a preocuparse hasta de las hojas que caen en otoño.

Ayer mi mujer inició a contar nuestra historia a Lucy, ella la narró más dramática que divertida, así es mi Regina, siempre se dejándose llevar por la prudencia. Es de ese tipo de personas que hacen algo prohibido o divertido y luego se cuestionan si fue correcto o no, de pequeña era mucho peor, pero fui yo quien la instó a ser la chica mala que es a veces, y lo hace tan bien, es muy mala cuando quiere.

Me emociona mucho esto de contar historias, desde pequeña tuve pasión por la escritura, pero nunca la ejercí como tal o no le presté tanta atención como debí. Hoy lo que me queda es leer a través de mi nieta esa historia que un día yo quise escribir. Le escribí muchas cartas en mi vida a Regina de las cuales muy pocas le entregué, escribía para ella, pero las guardé con la vaga idea de que un día las iba a juntar y regalárselas en un libro.

Lucy tuvo la idea de agregar las cartas a Regina en la historia. Me pareció algo muy bonito, mi esposa no lo sabrá, hasta que el libro esté terminado. Ayer que leí la carta que escribí con crayolas, ella se emocionó mucho recordando la inocencia que teníamos a esa edad.

- Emma ¿por qué yo voy a tomar té y no café como ustedes? - me reclama al mismo instante que le doy su taza.

- Cariño, tomaste café en la mañana luego te palpita demasiado el corazón - acaricio su pecho mientras ella me ve con el ceño fruncido.

- Como si te conociera de ayer, Swan - me hace su mejor mirada amenazante y yo le sonrió bonito para ayudar a que se calme.

- ¡Abuelas! - Lucy eleva la voz tras dar un sorbo a su café - ¿qué me contarán hoy? - buena estrategia de mi nieta para que dejáramos de pelear - ayer me quedé muy sorprendida en la forma en que ambas desde niñas sentían un cariño muy especial hacia la otra.

- Sí, cariño, nuestra amistad era muy linda e inocente, podemos decir que vivimos esa etapa a cómo debe, sentíamos amor, pero amor de amigas, la una era lo más importante para otra y cuando estábamos separadas nos sentíamos incompletas - Regina entrelaza su mano con la mía mientras habla, asiento sonriente recordando aquellos días con mi mejor amiga.

- Aunque Regina siempre llevó la maldad dentro desde pequeña - sonrío divertida - ¿puedes creer que cuando vimos primera vez Blancanieves y los siete enanos, ella odió a Blancanieves? y toda la película estuvo de acuerdo con la reina ¿qué clase de niña hace eso? - ella no deja de sonreír recordando aquel día.

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