Te quiero en mi vida para siempre

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"Te quiero como para escuchar tu risa toda la noche y dormir en tu pecho, sin sombras ni fantasmas. Te quiero como para no soltarte jamás".
Mario Benedetti

POV: Regina Mills

Emma sigue dándole consejos de amor a Lucy. No puedo evitar sonreír mientras preparo café para las tres. Mi esposa está gesticulando demasiado y tiene una libreta en las manos. La conozco tan bien, le debe estar sugiriendo escribir una carta. Sé perfectamente que cuando Emma no puede decir algo escribe una carta. En momentos cruciales de nuestra relación lo ha hecho, me encanta leerlas y las tengo guardadas para recordar las bellas palabras que le he inspirado a mi esposa a escribirme.

- ¿Qué maravillosos consejos te está dando la experta en el amor Emma Swan, cariño? - pregunto a mi nieta sentándome a su lado.

- Abuela Emma dice que si temo confesar mis sentimientos que le escriba una carta - Emma es tan predecible, extraño leer sus cartas, son sus sentimientos más profundos, yo sé que ella está loca, pero lo mejor de su locura es que me ama y en sus cartas lo plasma tan maravilloso.

- La volverás loca, inténtalo y veras - asegura mi rubia.

- ¿La volverás? ¿Qué te hace pensar que Lucy está enamorada de una chica?

- Sus rasgos Mills, mi amor a ustedes se les nota - nos apunta mientras nos analiza con la mirada - lo deja entrever, mírala bien - la pobre Lucy está pasmada, sonrojada por la desfachatez de esta vieja loca que tiene de abuela.

- Cariño, tómate tu café con tus galletas, si tú no quieres hablar de ese tema está bien - le acaricio la espalda a mi nieta mientras Emma se ríe burlesca.

Está claro que cuando amas a alguien aceptas todo de esa persona y yo siempre lo he hecho con mi rubia a la medida de lo posible. Está un poquito loca, pero es tan dulce y transparente cuando algo o alguien le importa. También es una mujer que sabe admitir cuando comete un error, ella es capaz de hacer cualquier cosa para ser disculpada. Estoy orgullosa de la mujer que elegí amar para siempre. Elegí a la pequeña Swan, a mi tímida y dulce Emma de la adolescencia, a mi amor de la juventud, a mi rubia bonita que escogería en esta vida y en mil más, porque yo Regina Mills en el universo que sea nací para amar a Emma Swan.

- Abuelas, a los 22 años... ¿Se sentían seguras de empezar a convivir como pareja? ¿Qué pensaban sus familias?

- Claro, yo estaba ansiosa por andar desnuda todo el día solo en compañía de la mujer de mi vida - Emma siempre pensando en lo primordial.

- Para algunas personas a esa edad aún no has alcanzado madurez suficiente, creo que es falso - digo con seguridad - Emma y yo habíamos estado juntas toda la vida, era cuestión de movernos a nuestro propio espacio nada más - mi nieta toma su libreta apresurada y anota lo que acabo de decir - además ya éramos mujeres mayores edad, capaces de tomar decisiones por nosotras mismas. ¿Verdad, cariño? - incluyo a mi esposa que está en completo silencio, supongo que recordando que pasó en aquella época.

- Las parejas siempre tenemos que tener un equilibrio, diferencias que nos unan, rubia y morena, dulce y amargo, blanco y negro... - conozco tan bien a esta mujer, hace sus comparaciones para no decir directamente que ella no se sentía tan madura por ciertas cositas que le pasaron.

Siempre he amado sentirme halagada por Emma. Amo sus caricias, que me consienta, que me haga el amor, pero como una mujer que ama a otra mujer, se lo importante que es también darle a tu pareja lo mismo. Retribuir ese cariño tan bonito, que tu placer sea verla satisfecha, que exista un equilibrio como lo dijo mi esposa. Esa necesidad de demostrarle a Emma cuanto la amaba y que lo haré en esta vida y en las próximas que viviré, me llevaron a luchar muchos días para ayudarla a creer más en ella misma. Quería que se diera cuenta que es una mujer completa, capaz de enfrentarse al mundo de mi mano, de formar una familia, nuestra familia.

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