Bienvenidos Patitos

954 88 31
                                    

"Si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no has amado." 

William Shakespeare

POV: Emma Swan

Hoy me desperté muy temprano, preparé el desayuno, fui a regar el jardín de Regina e hice todas las tareas de la casa. Sé que luego me dolerá todo el cuerpo, pero también sé que ella me lo compensará, es parte de esa maravillosa magia que tenemos, cuando a una le falta algo la otra siempre tiene la fortaleza para las dos.

— No sé qué quiere tu abuela cariño, hoy ha estado muy oficiosa, eso no es normal en Emma – señala Regina durante la acostumbrada conversación con Lucy.

— He notado que en los últimos días te levantas un poco más tarde de lo normal — indico encogiéndome de hombros — quiero apoyarte por si te sientes agotada — la abrazo y beso su precioso cabello.

— Entonces a abuela Emma ¿jamás le ha gustado ayudar en el hogar?

— Si lo hace, pero tampoco es que le encanté, sé perfectamente que cuando ella hace algo de más, hay un trasfondo — confiesa mi esposa con los ojos entrecerrados.

— Ya dije cual es el de este momento, te noto un poco agotada, ¿acaso no recuerdas que juramos en el altar amarnos en todo momento y circunstancia? — defiendo mis buenas intenciones.

— Lo tengo presente como si fuera ayer y me alegra decir después de tanto años que lo has cumplido — señala orgullosa mi Gina — me amaste y me amas, me cuidaste y protegiste siempre que pudiste y hoy me sigues amando a mí y todo lo que hemos hecho juntas — explica con sinceridad mientras me observa con esa mirada que me vuelve loca.

Sí, la sigo amando y cuidando como cuando tenía 24, a ella y a todo lo que implica amarla. Debo admitir que Regina y yo por separado somos un fiasco, es que definitivamente lo mejor que hemos vivido lo hemos hecho juntas. Un detalle, un gesto, una caricia es suficiente para ser feliz si viene del amor de tu vida.

— ¿Cómo fue aprender a ser madres, abuelas?

Mi esposa ante esa pregunta respira con ilusión y entrelaza su mano a la mía mirándome enamorada – fue como lanzarte en un paracaídas, no sabes que va a pasar, te dicen que tienes que hacerlo antes de morir... — explica mi esposa en tono reflexivo, está un poco nerviosa solo de recordarlo, lo siento en su mano que no deja de apretar la mía — no puedes definirlo, no existen las palabras necesarias para hablar de esa responsabilidad, de ese momento tan trascendental de tu existencia que te cambia para siempre – manifiesta con profundo sentimiento.

Las personas siempre preguntan ¿cómo se van a llamar los bebés? Te dicen es el mejor momento de tu vida. Te avisan que los bebés son los más bello del mundo y todos esos coloquios comunes, pero nadie te dice la verdad de ese proceso de aprendizaje que sí, te cambia la vida. Sin embargo te quita parte de la que ya tenías.

Son un sinfín de momentos emotivos; unos buenos, otros no tanto, pero lo importante es que nuestros hijos son la mejor locura que hicimos por amor. Hoy en el otoño de mi vida recuerdo aquellos días con una nostalgia infinita que me hace cerrar los ojos y revivir cada segundo aprendiendo a ser algo que jamás nadie me ha podido explicar con palabras, la lógica del amor. Sabía amar a Regina, lo ya conocido, lo que me llenaba, lo que me hacía crecer como persona, a ella que me había acompañado toda la vida. Sin embargo siendo madre también aprendí a amar lo desconocido, amar ciegamente, sabía que era amor porque mi corazón bombeaba más desesperado por unos desconocidos. Mi esposa y yo aprendimos poco a poco a luchar con los secretos, miedos y alegrías que trae consigo esa nueva forma de amar.

ALWAYS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora