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Todo había acabado de forma trágica. Allí estaba Kagome siendo llevada por su hermano al hospital más cercano. Mientras Inuyasha se encargaba de Kagura y su medio hermano. 

Se acercó a Kagura quien sonreía como una loca y sin más lo hizo. Le dio una cachetada deteniendo sus risas.

—Hija de puta —dijo enojado —Haré que te pudras en la cárcel. No saldrás nunca.

—¡Me importa un carajo! ¡acabe con esa puta! ¡ahora no habrá nadie que se interponga entre nosotros!

—Estas loca, estás completamente loca.

—InuYasha, nosotros iremos al hospital. —dijo el padre de Kagome acompañado de sus amigos.

—Por favor, estaré allí en un momento. Si algo sucede... llamenme ¿si?

—De acuerdo —aceptó el padre dándose la vuelta.

Ethan fue arrestado aún sin saber cómo sentirse al respecto. ¿Podria confiar en su hermano? Tarde o temprano Inuyasha le demostraría si eran ciertas sus palabras o no.

—Me iré al hospital.

—Una vez la chica esté estable necesitados que testifique. Lo siento Inuyasha, tu hermano ira preso.

—Lo se, hablaré con el también una vez tenga tiempo. Gracias, Naraku tiene un padre fantástico.

—Oh vamos, vete de una vez.

—Si —corrió hasta su coche para ir a gran velocidad al hospital.

Cuando llegó vio su la cantidad de prensa que había allí buscando las primeras declaraciones. Maldijo por lo bajo no tener guardaespaldas.

Bajó del auto y toda la prensa corrió hasta él como si de un espectáculo se tratara. Fue acorralado por ellos sin mucha posibilidad de escapar. Preguntas y más preguntas que no quería contestar.

—¡InuYasha! —apareció Bankotsu con su pandilla empujando a la prensa y llegaste hasta el —ven —lo llevaron prácticamente escoltado hasta dentro del hospital.

—Gracias, ¿donde está Kagome?

—La están operando para removerle la bala.

—Quiero entrar

—No puedes, es imposible.

—Yo voy a entrar ahí —dijo seguro de sus palabras.

El médico escuchó a la enfermera y abrió sus ojos ante lo que ese chico pedía. Nada más fueron minutos cuando Inuyasha entró a la sala de operaciones y se colocó al lado de Kagome para tomar su mano.

—Vas a estar bien cariño —dijo con aquella molesta mascarilla cubriendo su boca y nariz.

La operación tomó su tiempo y luego de un rato la llevaron a un cuarto donde luego de varios sueros e inyecciones ella al fin podía descanse y comenzar a recuperarse de su herida.

—¿Por que lo hiciste Kagome? Esa bala tenía mi nombre... ahora... ahora tienes una cicatriz para siempre. ¿Que le vas a contestar a tu marido cuando te pregunte por ella? —dijo dulcemente mientras le movía un mechón de cabello. —Kagome... ¿me escuchas?

Todos los días hasta que ella despertara le haría esa pregunta. Algún día tendría su respuesta. En algún momento ella podría decirle que sí.

—¿Y esa cara? —pregunto Miroku sentándose al lado de Sango.

—Soy una idiota, ¿sabes? Mis sentimientos por Inuyasha me cegaron que no supe lo que hacia hasta hace unos días.

—¿Estas arrepentida?

MI ODIOSA PRESIDENTA© [+18] [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora