~•Capítulo 9: La guerra•~

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  — Telegrama urgente para el General Way—

  Pete recibió el telegrama y caminó con rapidez a través de la mansión, directo al despacho de Donald en dónde Gerard también se encontraba. Entró solemne y le informó a Donald del telegrama, se lo entregó y salió del despacho.

  — ¿De qué se trata? — Preguntó Gerard, ansioso.

  — Problema Urgente. Se solicita General y Teniente. Jamia peligro. Secuestrados varios.— Leyó Donald y luego lanzó el telegrama al escritorio.— ¡Maldita sea!— Exclamó, golpeando el escritorio, furioso—

  —Padre, iré a buscar mis cosas...—

  — Sí, ve, ve, ve. Debemos marchar lo más pronto posible y, Gerard— El nombrado volteó a verle.— No le digas nada a ese Omega ¿Entiendes?—

  — Entiendo— Asintió Gerard saliendo del despacho y caminando a su cuarto, abriendo una maleta y comenzando a guardar las cosas que necesitaba a toda velocidad, frente a la espectante mirada del Omega que estaba practicando guitarra en su cuarto, ya que, luego de haber pasado una noche lejos de su Alfa, se metió al cuarto para estar rodeado de su aroma.

  — ¿Estás bien, Gerard?—

  — No mucho, Frank. Mí partida se adelantó y debo irme hoy—

  — Pero alfa...— Se quejó haciendo un puchero.

  — Me necesitan allá, Frank. No tengo opción— El Omega se puso de pie y corrió a abrazarlo, aspirando profundo su aroma.

  — Alfa... Tómame antes de irte, por favor...— Suplicó estirándose para besarlo, Gerard correspondió al beso y luego se separó.

  — No, no puedo hacerlo Frank. Pero cuando vuelva comenzaré con el cortejo ¿Sí? Te lo prometo— Frank se quejó pero asintió, hundiéndose en el abrazo.

  — Estás asustado ¿Pasó algo malo?—

  — Hay problemas y estoy preocupado—

  — Hueles raro ¿Te duele algo?—

  — Sí, me duele un poco el cuerpo, no sé por qué— Frank apretó el abrazo, inspirando fuerte.

  — Vuelve pronto... Por favor—

  — Lo haré, lo prometo. Haré todo por volver— Dijo Gerard tomándolo de las mejillas y besándolo con dulzura, haciendo suspirar al Omega.

  Minutos más tarde, Gerard y Donald ya estaban yendo de camino a un cuartel en un auto, que tambaleaba por las calles rocosas, para dejar ahí sus cosas e ir al frente lo más rápido posible, convertidos en lobos.
  Al llegar, todo un desastre los recibió, todo el mundo estaba nervioso y algunos sólo miraban al piso, inertes, perdidos, traumados. Gerard se acercó con rapidez a uno de los soldados y le preguntó qué sucedió, este lo tomó de la ropa, con una mueca de desesperación en el rostro y los ojos aguados.

  — Fue una masacre— Susurró.— Biel, Thomas, Jackie... Todos fueron cruelmente asesinados...—

  — Pero... ¿Cómo?— Preguntó Gerard, manteniéndose serio.

  — Ellos... Ellos tienen armas que disparan aún más rápido de lo que nuestros soldados pueden correr, luego... Cuando nos retiramos, vimos como... Como los desmembraban aún estando vivos y festejaban... Nosotros, debimos haber hecho algo, pero no... Fue demasiado, el Coronel nos mandó volver y solo uno se negó, pero también fue asesinado... Al menos, se llevó dos vidas enemigas consigo— Contó el soldado con la mirada pérdida, aún agarrándose fuerte de la ropa de Gerard.

Sólo Tuyo ||Frerard||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora