Epílogo

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  — Cariño, ven. Necesito hablar contigo— Mikey me llamó a mí, quién había crecido bajo sus paternales cuidados. Yo obedecí sonriente, tomándolo de la mano y yendo con él a un despacho de la mansión. Allí nos esperaba Ray, con un rostro serio, sentado en uno de los dos sillones.

  — ¿Qué es esta habitación?— Pregunté con la voz aniñada que poseía, Mikey suspiró.

  — Este es el despacho de Gerard, mí hermano— Dijo y me pidió que me sentara en el sillón frente al escritorio, frente a ellos.

  —¿Gerard? ¿Dónde está ahora? ¿Por qué nunca viene para navidad?— Pregunté ahora, moviendo mis piernas en un balanceo, gracias a que el sillón era grande para mí.

  — Bueno, porque... Él está en el cielo— Dijo Mikey.

  — Entiendo— Dije, ya que era lo suficientemente inteligente como para entender que estaba muerto.— ¿Por qué nunca lo ví al tío Gerard?— Mikey suspiró y Ray contestó por él.

  — Porque murió días antes de que nacieras, Bandit— Los miré extrañado.

  — ¿Y por qué me cuentan esto ahora, papás?— Pregunté confundida y Mikey se mordió el labio.

  — Bueno, porque creímos que ya tenías edad e inteligencia para saber la verdad— Confesó mientras yo, que era una niña de diez años, miraba curiosa a todos lados, entonces los miré fijo de pronto.

  — ¿Qué verdad?— Cuestioné.

  — Bandit, cariño...— Suspiró Ray, lo que me debían decir no era fácil.— Quiero que sepas que te amamos con todo el corazón y que lo que vamos a decirte no cambiará eso—

  — Papá Ray, eso lo sé. Siempre me están diciendo cuánto me aman— Sonreí, Mikey ya estaba sensible, tomó a Ray de la mano e inspiró profundamente, tomando el valor para decir.

  — Bandit, pequeña... Nosotros no somos tus padres de sangre. Nosotros... Te adoptamos— Yo lo miro fijo, procesando la información hasta que pregunté.

  — ¿No son mis papás de sangre?— Ambos negaron, y yo lo pensé otro momento, sintiendo mís ojos llenarse de lágrimas.— ¿Y dónde están mis papás de sangre?— Pregunté con la voz temblorosa.— Ellos... ¿Me abandonaron?— Comenzé a llorar, tapándome el rostro con ambas manos, Mikey quiso levantarse para correr a consolarme pero Ray Lo detuvo.

  — Claro que no, cariño— Dijo Ray.

  — ¿Entonces? ¿Por qué no sé quienes son?—

  — Porque... Bueno, ambos fallecieron hace muchos años— Dijo ahora Mikey.

  — ¿Se murieron?— Pregunté dejando de llorar a la fuerza para poder escuchar.

  — Sí, hace ya diez años— Dijo Ray.

  — Pero... Yo tengo diez años— Cuestioné.

  — Exacto. Tu padre gestante murió cuando naciste y tú otro padre unos días antes— Explicó Mikey, yo asentí comprendiendo.

  — ¿Cómo se llamaban mis papás?— Pregunté curiosa y Mikey sonrió.

  — Tus padres se llamaban Frank Iero y Gerard Way— Respondió, soltándo una pequeña lágrima.

  — El... ¿El tío Gerard era mí papá?— Ambos asintieron.— ¿Y cómo era él?— Mikey estaba por largarse a llorar.

  — Bueno... Tu, tu padre Gerard era valiente ¿Sabes? E inteligente, era hábil y protector, un Alfa que le hacía honor a su condición, como tú— Me sonrió dejando que algunas lágrimas caigan de sus ojos.

  — Oh...— Exclamé.— ¿Y mí papá Frank?—

  — Bueno, tu papá Frank también era protector, era caprichoso y cabeza dura, como tú. Pero también era dulce, comprensivo y empático— Respondió Ray.

  — Ambos eran maravillosas personas, Bandit. Jamás dudes de eso— Yo asentí, volviendo a llorar, entonces papá Ray dejó que papá Mikey se acercara a mí para abrazarme y él lo hizo también. Nos sumimos en un abrazo lleno de lágrimas y sentimientos encontrados.

  Después del abrazo, ellos me mostraron la gran pintura que estaba a mis espaldas y me dijeron que las dos personas que estaban allí, pintadas a cuerpo entero, eran mis verdaderos padres, Gerard Arthur Way y Frank Anthony Thomas Iero Piccolo. Me sorprendí por demás al ver que tenía la nariz, el color de ojos y el color de piel de mí papá Gerard y los labios, la forma de los ojos, las cejas y el color de cabello de mí papá Frank. Y sonreí y papá Mikey me dijo que tenía los mismos dientes pequeños de mí padre Gerard. Y lloré, como pocas veces en mí vida lo haría.

  Mí nombre es Bandit Blossom Way, mis padres de sangre son Gerard Way y Frank Iero, y mis padres del corazón son Mikey Way y Ray Toro.
  Desde el día en que me contaron la verdad he dejado de lado los libros de cuentos antes de dormir y le pedía a mis papás que me cuenten la historia de cómo se conocieron mis padres Gerard y Frank. Claro que mediante pasaron los años, detalles nuevos se añadían al relato que me contaban de forma repetida sin cansarse.

  A los dieciocho años mí papás del corazón me regalaron la llave de la habitación de mis padres y la del despacho de mí padre Gerard. Allí, encontré su diario y conocí más a fondo su historia y su perspectiva de cómo conoció y se enamoró a primera vista de mí padre Frank. Tengo el diario aquí mismo, a mí lado en el escritorio de mi padre Gerard y la parte de su historia que más me gusta dice así:

  «Era un bonito viernes por la noche cuando lo ví por primera vez, allí, en aquél traje color borgoña ceñido al cuerpo, junto a sus padres, Frank, alías Cheech, y Linda Iero. Fue en mí propia fiesta de presentación a la sociedad, junto a mi hermana melliza...»

Sólo Tuyo ||Frerard||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora