- Se tu misma, y no le hagas caso a los demás.
- Demuestren que una villana puede ser cálida sin ser pecaminosa, hijas mías.
Es lo único que me suplico antes de partir fuera de su alcance.
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Me aparte de zus lo más rápido que pude bajando la mirada, mi cabello ocultó mi rostro. Podía sentir las miradas en mi, especialmente la de él.
- ¿Eliz te sientes bien? - No respondí ante la pregunta de ben, cerré mis ojos con fuerza en un intento de calmarme.
Sentí unas manos que llegaron a mi rescate, sabia que era mi hermana y evie, pero me sorprendió su voz intranquila.
- Eliz no se siente muy bien en este momento.
- Es mejor llevarla a la enfermería.
Las chicas y él me apartaron sin dejar que el castaño hablara dejándolo con miles de incongruencias en su cabeza, sin ella se sentía vulnerable, evie lo abrazó y se alejo a regañadientes.
Zus apretaba mi mano entorno a mi muñeca y notaba en él un semblante de preocupación, en ese momento se repitieron las palabras de lucí en mi cabeza.
«El se siente atraído hacia ti»
Estaba recostada en una de las camillas mirando hacia al techo tomando una pequeña bocanada de aire.
- No estas bien.- la voz de mal me hace cerrar mis ojos.
- No quiero hacer esto, mal.
- Casi sucede una tragedia allí afuera.
- Pero no sucedió, evie.
Eso hizo que ambas chicas pusieran su vista en mi, les había desconcertado el tono tan despreocupado de la azabache.
- Tu hubieras...- La interrumpo.
- Es mucho por hoy - Abro mis ojos irguíendome en la camilla. -Gracias por sacarme de ahí - Le digo, el se acerca hasta mi apoyando sus manos en la camilla, se había quitado su saco dejando a la vista su camisa blanca.
-¿Así nada mas? - Encojo mis hombros.
- Estoy bien.
- Entonces no lo necesitas - Ruedo mis ojos cuando menea el objeto ante mi campo de visión.
- Ella esta bien, chicas. - Dice estudiándome.
- Estoy bien gracias. - Digo mirándolo a los ojos, el efecto que causa en mi surte en mi cuerpo de forma rápida.
Ambas chicas se miran a los ojos soltando un cansado suspiro.
- Es toda una de ellos...- Evie asiente ante las palabras de su mejor amiga.
- Los dejaremos solos, chicos - dice mal de soslayo, ninguno protesto hasta que escucharon la puerta cerrarse y un diminuto, "Hablamos luego" de ambas.
- ¿Que? - Sus ojos me escanean vagamente, lo que hace me deja estupefacta. Sus labios se ciernen sobre los mios en un beso furtivo, yo le correspondo rápidamente. Sus labios eran esponjosos y cálidos.
- Yo...
- No digas nada porque se que dirás, solo... - Suspira uniendo nuestras frentes, mis ojos lo estudian en lo que el cierra los suyos disfrutando el momento, hago lo mismo. -... Permanezcamos así.
- Me gustas.
- Tu igual - Dice luego de un rato.
Paso mis manos por mi cabello intentando aplacar el remolino de emociones que me calcome.
- Zus he hablado con lucí, ella te estima mucho - Digo con una sonrisa contagiosa el echa su cabeza hacia atrás cerrando sus ojos yo delineó sus rasgos afilados.
- Me lo imagine, esa niña es todo un caso - Menea su cabeza haciendo que su cabello se mueva.
Me carcajeó por primera vez auténtica, el baja su mirada escrutandome con una gran sonrisa brillante. Yo enredo mis brazos alrededor de su cuello y el deja un casto beso en mis labios muy corto en realidad haciendo que haga un puchero infantil y el ría.
- Se lo que te dio allá fuera.
- ¿A sí? - Arqueo mis cejas, el asiente.
- También me sucede, elz. Además, no respondiste mi mensaje.
- Lo siento, no contesto a desconocidos - hace una mueca, ofendido, yo menee mi cabeza.
Se acerca hasta que su respiración se torna pesada en mi rostro, el me besa con fervor empujando mi cuerpo hacia la camilla, su mano escala de mi cuello hacia mi estómago y yo siento como mi corazón se precipita aun más.
Su toque es suave, me toca como si fuera lo más importante para él, y eso me gusta. Su barba de por lo menos dos días me hace cosquillas por mi parte acaricio su cabello y mejilla.
Un carraspeo nos hizo separar de golpe, baje mi mirada y vi de reojo como volvía a su expresión neutra.
- Príncipe zus sus padres hablarán consigo. - Este suspiro abatido apartándose, me sonrió dejando un beso en mi mejilla para luego alejarse en compañía del mensajero.
Cuando llegue a mi habitación estaba tremendamente feliz; mi mirada estaba baja pero portaba una sonrisa de oreja a oreja. Evie, mal, jay y Carlos estaban en la habitación con unas expresiones que no logre descifrar.
- ¿Que sucede?
- Robaremos esa varita - Fulminó con la mirada a mi hermana menor, ella sabe los planes de mamá. ¿Porque hace esto?.
- Mal...
- ¿¡No entiendes!? ¡Nos odian, eliz!.
- Todos.
Frunzo mi ceño.
- No me digas, audrey y su pandilla atacaron - Completo por ellos y no recibo respuesta por lo que di en el clavo.
- Entonces si quieren hacerlo, haganlo. No diré ni una palabra - Digo y mis amigos asienten empezando con el plan.