CAPÍTULO:𝟚 He regresado

3.7K 238 19
                                    

"He regresado, papá"

Cuando Megan se encerró en su habitación, mi madre solo me palmeó el hombro y nos dirigimos a la que era mi habitación, es la única que se encuentra en el segundo piso, y para mi sorpresa todo dentro de ella está intacto.

— ¿Y esto? — le preguntó mirando a mi madre.

— No quise mover nada — es lo único que dice con un breve encogimiento de hombros.

Al cabo de un rato termino por arreglar mi ropa en el armario y limpiar el polvo de mi habitación.

Me dirijo al baño, este es más pequeño que el de mi departamento, pero está muy lindo y chistoso. Las paredes están pintadas con un color rosa pastel y con celeste están las siluetas de mis manos, desde la más pequeña a la más grande, hay manos pintadas por todo el baño.

En la ducha logró sentirme como una niña otra vez, como esa adolescente que un día se fue de casa jurando no volver.

Cuando me duché, buscó en los cajones los libros de teología y demonología donde los dejé la última vez.

Al graduarme del instituto no sabía qué hacer con mi vida, todos los de mi promoción asistían a la universidad y la verdad nunca me vi como una chica universitaria, fue entonces que me adentré a recibir clases temporales de algo que captaba por completo mi atención.

En las clases aprendí del tema que contiene la biblia, las leyendas e historias. Mi familia era creyente en la existencia de un Dios, por mi parte siempre me cuestioné ese hecho, entonces conocí la historia de un ángel, quién se rebeló contra su propio creador, fue de todas las leyendas que me contaron la que más me emocionó, tal vez me sentí identificada con ese ángel.

Desde pequeña me ha atraído el mundo paranormal, el mundo que no todos conocen o no quieren conocer, y después de adentrarme en esa leyenda solo nació en mí una indecisión, en no saber si servir a Dios o dudar en que el Diablo no es tan malo como lo pintan.

Dejé los cursos luego de un año porque mi madre me decía constantemente que no es necesario o no es bueno que las personas sepan más cosas de lo que ya se sabe.

En realidad, siempre creí que mi madre no le gusta esas cosas, no le gusta cuestionarse, ni cuestionar a su Dios.

Guardó los libros en el cajón, es cuando decido sacar un lienzo del tamaño de una página y pintar, detallo todas las líneas con cautela, mezclando colores neutros, cuando aparece el atardecer por el ventanal decido bajar a la habitación de mi progenitora.

Lily, mi madre, me dedica una sonrisa dulce como lo es ella misma, y el vestido blanco que usa para dormir le luce maravilloso.

— No sabes cuanta alegría siento de que estés nuevamente en casa, te extrañe — Me toma de las manos brindándome calidez.

— Y yo a ti, madre, la he extrañe mucho, y al igual que usted estoy feliz de estar en casa — Me guía hasta la sala para sentarnos juntas en el sofá de cuero.

— Ya tienes veinticuatro años, ¿verdad?

Miró a mi madre con sorpresa al darme cuenta de que no sabe con exactitud la edad de su primogénita, pero no dije nada al respecto.

— Si, así es.

— Entonces no entiendo cuándo...— se detuvo y me miró como si hubiese dicho algo que no debía decir.

— ¿Cuándo que, mamá? — le insistí.

— No, nada — sacude la cabeza como si quisiera olvidar sus pensamientos, antes de ponerse de pie — Buenas noches, mi niña.

Diablo: Luzbel ©️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora