CAPÍTULO:𝟠 Signo del Zodiaco

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"Signo del zodiaco"

Mi mirada recae en el demonio que se encuentra del otro lado de la mesa, concentrado en cada bocado como para no darse cuenta de que lo estoy observando, analizo sus movimientos.

Su espalda recta, sus codos fuera de la mesa, su traje impecable, sin ninguna arruga, su cabello rubio ligeramente peinado, y sus ojos mirando atentamente su plato, se lleva el pedazo de carne a la boca, y lo mastica con lentitud.

Parece estar perdido dentro de sus perturbadores pensamientos, observó a mi alrededor, filas inmensas de sillas, la mesa es enorme y en ella solo nos encontramos él y yo, lo cual hace que llegara a la conclusión de que, si no estuviera, Diablo desayunaría completamente solo.

—¿Y quiénes son la asamblea? — doy un bocado al pan, el demonio alza sus ojos mirándome con desdén — ¿Ahora que he dicho?

—¿Acaso escuchas algún ruido? — indaga — no, porque me tranquiliza el silenció, no quiero escuchar tu incesante voz.

Dibujo una mueca de desagradó, pero decido quedarme en silenció hasta que terminamos de comer, y nos dirigimos a la sala del consejo.

Nos adentramos por una puerta larga, caoba, adentro se encuentra una mesa enorme, como si estuviéramos en un juicio, o como lo dice, en un consejo, parecido a una asamblea.

Diablo toma su lugar en una silla que luce como un trono, en frente de todos los otros "demonios" que se encuentran en el lugar. Lo miró y deduzco lo poderoso que se ve.

Tome asiento en una silla justo al lado de este, pero aquella no se parece en nada al trono donde el demonio se encuentra, es una silla común y corriente.

— Demos inició a esta reunión — Dijo Diablo antes de que todos en el lugar comenzaran a hablar rápidamente, casi ni se les entendían nada a los demás.

Hablaban todos a la misma vez, tal vez hablan también en otro idioma, pero no entendí nada de lo que decían, hasta que un señor, alto, casi sin cabello, puso sus ojos en mí y se acercó más a Diablo.

— Por lo que veo ya ha traído a nuestra elegida, mi Dios— No apartó sus ojos de los míos.

Todos en aquella sala guardaron silencio y Diablo dirigió su vista hacia mí.

— Así es, ya me he casado con ella, ministro — Asegura.

— Me alegra que la promesa por la que hemos trabajado tanto por fin se esté cumpliendo — ¿Promesa? Quizás es la razón por la que soy elegida, es lo que dijo Diablo cuando estábamos en la casa de mi madre.

— Y así será, lo prometido se cumplirá — afirma Diablo con simpleza.

Lo miró confundida, pero ignora mi mirada por completo.

— En ese caso, felicidades por todo, esperamos impacientemente a que llegué ese día — Dice otro hombre a nuestra izquierda.

¿Ese día?

— El día que por fin sea consumado nuestra profecía tendremos que celebrarlo a lo grande — Exclama, provocando sonrisas en los demás y una mueca propia de la confusión en mí.

— Si, así es, será el nuevo renacer de nuestro infierno — Diablo dirige esta vez su mirada hacia mí.

****

Los demonios continuaron conversando por horas, discutiendo temas, horas que me resultaron interminables.

Me mantengo en silenció sin decir ninguna palabra, solo los miro y muchos le hacen preguntas a Diablo sobre mí y responde seguro. Estoy aburrida y eso se nota por cada vez que bostezo, eso es cada dos segundos.

Diablo: Luzbel ©️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora