CAPÍTULO:𝟜 Pacto con el Diablo.

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"Pacto con el Diablo"

No dejé de pensar en todo el día en la propuesta del hombre, está decidido que aceptaré la cura de mi familia, pero ¿A qué costó?

Sé cómo funciona este mundo, sé que siempre hay un precio a pagar.

El atardecer se cuela por la ventana y aún no tengo noticias de Diablo, es un poco extraño llamarlo así. Aún esto me parece un sueño, una mentira, insisto en que esto puede ser verdad, pero tengo miedo, miedo de que esto sea verdad y miedo de que no lo sea.

Como si lo hubiera estado llamando con el pensamiento, me llega un mensaje de un número desconocido.

"Ya estoy aquí, sal de casa"

Mis piernas tiemblan mientras bajo las escaleras casi corriendo, antes de salir le avise a mamá que daría una vuelta para que luego no se preocupara demás.

Abro la puerta de madera con nerviosismo y lo primero que mis ojos observan es su silueta, apoyado en un auto, en unos de esos autos que casi no se ven en las calles, último modelo.

Pequeño, fino y negro.

Abrió la puerta del copiloto, sin decir ni una palabra me adentre al interior de aquel buen auto, él rodeo el auto y se adentró a este, emprendimos nuestro viaje a donde sea que fuera.

El ambiente dentro del auto es un poco caluroso, es igual que la noche anterior, frío como si estuvieras muerto, pero con olas de calor como si estuvieras dentro de un horno. Un olor a azufre se hace presente, pero también un aroma a vainilla se cola en mis fosas nasales, es la mezcla de ambos y la mezcla es exquisita.

En todo el viaje no dijo ni una sola palabra, este ni siquiera me mira, su vista se encuentra enfocada en el camino, sus ojos, esos ojos.

A diferencia de él, algunas veces le doy una que otra miradita, ya no trae la ropa de esta mañana en cambio tiene una chaqueta de cuero negro, por dentro un suéter blanco, pantalones jeans oscuros y su cabello rubio hecho un desastre, pero eso le da un toque más atractivo, algo que si creó es que fue un ángel y el mejor de todos, porque es como una obra maestra, algo creado por seres superiores.

Su rostro algunas veces parece estar iluminado y otras parece estar envuelto por un aura oscura. Diablo se percibe cómodo y relajado a mi lado, todo lo contrario a mí, me trueno los dedos cada dos segundos y muerdo mi labio inferior, seguro ya me he sacado sangre de tantas veces repetir aquella acción.

Después de un rato nos estacionamos cerca del bosque, de árboles que podían fácilmente adentrarnos a la oscuridad y profundidad de ellos, sale del auto y en un segundo ya estaba abriéndome la puerta de mi lado, ayudándome a bajar mientras mira todo a su alrededor.

Caminamos adentrándonos más al bosque oscuro, lo sigo detrás esquivando las ramas y arbustos.

Sé que no estamos lejos porque no fue largo el recorrido.

— ¿Qué hacemos aquí? — pregunte siguiéndole, apresurando mis pasos.

— No hables, pueden escucharnos y la verdad no vine con ánimos de hacer un festín — no entendí lo que dijo, pero le hago caso y me mantengo callada.

Seguimos caminando entre los árboles sin hacer ruido, el aire se siente diferente, ya no hace frío si no demasiado calor. Nos acercamos a una pequeña cabaña de madera pintada de un color metálico, mis ojos se abrieron de par en par.

¿Quién tiene las agallas para vivir en la oscuridad del bosque?

Diablo golpeo tres veces la puerta de madera antigua, en aquella puerta, pintada con rojo se encuentra una cruz invertida.

Diablo: Luzbel ©️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora