CAPÍTULO:𝟛𝟝 Intrusos

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"Intrusos"

Un sentimiento extraño ataca mi corazón cuando veo a mi madre de pie frente a mí, con un cuchillo en sus manos, el cuál está lleno de sangre, buscó de donde proviene y me doy cuenta de que es de su pecho.

El vestido blanco se oscurece ante la sangre, intento caminar y sostenerla, pero ella se aleja de mí.

—No te acerques, tú has hecho esto — me mira con repulsión — te has convertido en una asesina, no eres mi hija, eres un monstruo.

Mi corazón se encoge de dolor al escucharla, y niego con la cabeza una y otra vez, no queriendo creer lo que estoy escuchando.

—Soy tú hija, tu Yasbeth, mamá — le aclamo — ¡Lo soy! ¡Mírame! — me ahogo en llanto —¡Soy tu hija, mamá!

—¡No, no lo eres! ¡Asesina! ¡Eres un monstruo! — el dolor se enciende.

—¡No soy un monstruo! ¡Soy tu niña! — lloró retorciéndome de dolor al contemplar que de un momento a otro soy yo quién empuña el cuchillo, que está clavado en el pecho de mi madre — Lo siento, mami . . .

Sus ojos se abren de par en par mostrando el horror en ellos.

—Esto es lo que eres, Yasbeth, una bestia, esto es lo que eres, me has asesinado sin piedad.

Intento sacar el filo de su pecho, pero no puedo, lo único que ocasionó es hundírselo más, desgarrando su corazón, sus ojos pierden el brilló y caigo al suelo con ella, mis manos se manchan de sangre otra vez, y siento que un fuego resurge del suelo para consumirnos, cuando este esta a punto de tocarme, corro lejos desapareciendo de . . .

—¡Yasbeth! — me sacuden los hombros — ¡abre los ojos!

Acato la orden encontrándome con Diablo a la orilla de la cama.

—Solo son pesadillas — aclara, pero estoy demasiado cansada para responder. Los ojos se me cierran solos y vuelvo a hundirme en la cama, a fundirme en pesadillas y sueños.

Duermo, pero siento que no descansó suficiente, tampoco quiero abrir los ojos. El cuerpo me duele, la mente se siente agotada, los parpados me pesan y sigo fundida negándome a enfrentar la realidad, cuando abro los ojos finalmente me encuentro en la habitación.

La soledad me golpea, pero puedo sentir la fragancia a vainilla, saco los pies de la cama, camino despacio posándome en el ventanal de la alcoba, en el jardín trasero logro ver a Leit-Rad junto a Megan, no se que dicen, pero parecen reír y me alegra que tan siquiera mi hermana se encuentra mejor.

Entró a la ducha tardando más de lo que debería.

Me siento tan abrumada y cansada, como si algo dentro de mí se apagará. Me terminó de bañar, me lavo la boca, me pongo un vestido simple, floreado, subiéndome en unos tacones de solo cinco centímetros, recojo mi cabello y maquillo un poco mi rostro, ocultando las ojeras.

Diablo sanó cada golpe de mí que me propino ese brujo.

Ya han pasados varios días, marzo se ha ido rápido, estamos a primero de abril, y el hecho de que los días se han vuelto monótonos me dejan un mal sabor. Solo me la he pasado durmiendo y soñando, y por las noches sintiendo la presencia del Dios, pero estando totalmente ausente a la realidad.

Me colocó una chaqueta al ver el cielo gris, y salgo de la habitación, bajando las escaleras sin hacer ningún ruido, sin llamar la atención de nadie.

—Quisiera visitar a mi padre — le comentó a Ciro al verlo recostado en el umbral de la puerta de la entrada —¿podrías acompañarme?

Me mira de arriba abajo, sorprendido al verme de pie y no dormida como los últimos días, pero extiende una sonrisa sincera.

Diablo: Luzbel ©️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora