CAPÍTULO:𝟙𝟛 Matrimonio consumado

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"Matrimonio Consumado"

La rebelión.

Lucifer, su semblante al igual que los demás, era apacible e irradiaba felicidad. Su apariencia era perfecta y en él reflejaba su inteligencia; su porte noble y majestuoso.

Una luz especial resplandecía sobre su rostro con más fulgor y hermosura que los demás ángeles. Sin embargo, tanta belleza espanta.

Lucifer creyó que era el favorito en el cielo entre los ángeles.

Había sido exaltado, pero eso no generaba que él sintiera afecto o agradecimiento por el creador. Aspiraba asemejarse al altísimo.

Se regodeaba de su propia exaltación y sabía que los ángeles lo admiraban, que lo respetaban como la estrella de la mañana, como el lucero más brillante entre ellos.

Era el primer comandante, general y coronel al mando, el ser con mayor autoridad de todos los ángeles había estado cerca del creador y los persistentes rayos de la gloriosa luz que rodeaban al Dios eterno habían resplandecido especialmente sobre él.

Sé maravillaba al ver cómo los ángeles obedecían sus órdenes de forma inmediata y jubilosa.

¿No eran sus vestiduras brillantes y hermosas?

¿Por qué solo a Dios lo adoraban?

Me contemplo en el espejo por última vez, un vestido blanco con escote se me ciñe en todo mi cuerpo, es de tela fina de seda el cual le da un toque de elegancia junto a las perlas.

Tiene mangas largas, pero en forma de rosas transparentes, mis pies poseen unos tacones no tan altos y mi rostro está cubierto por un velo.

Mi cabello posee una tiara que es con lo que el velo se ajusta.

Notó mi anillo, no me lo he quitado desde mi casamiento con Diablo y ahora resalta muy bien con mi atuendo.

Diablo le exigió a Leit-Rad y a Ciro que me arreglarán de esta forma, me maquillará y me pusiera los tacones de su preferencia, es realmente lo que me frustra de ese demonio, que tomé decisiones en mí que no le corresponden. Controla hasta la manera de vestirme.

Junto a Leit-Rad y el príncipe salgo de mi habitación.

—Quedaste esplendida, querida, mi trabajo ha concluido — dice el demonio — Leit-Rad llévala con el Dios.

Es lo último que dice antes de retirarse por completo, Leit-Rad es quien me dirige, y por el camino me doy cuenta de que vamos directo al comedor.

Nos detenemos en la puerta.

—Esperó que tenga una buena velada, mi señora — me dedica una casta reverencia antes de marcharse.

Aspiró el aroma a Diablo detrás de la puerta, los guardias abren la puerta dándome paso, la oscuridad del salón me recibe, antes que diminutas velas se enciendan a los costados del salón, iluminándolos solo un poco.

Las luces me dan la accesibilidad de contemplar la mesa, hay dos platos como siempre, uno frente a otro, un florero en el centro, con rosas negras y como usualmente se encuentra, la mesa repleta de comida.

Vislumbro una silueta en la oscuridad, el sujeto sale mostrándose a la luz y luce de gala al igual que yo, su calidez me envuelve, y no logro dejar de mirar sus ojos rojos los cuales me embriagan, y resaltan más que nunca.

—¿Qué es todo esto? — le preguntó rompiendo el silenció.

—Creó que no hemos tenido un momento especial por nuestro matrimonio, no lo hemos celebrado como usualmente se acostumbra.

Diablo: Luzbel ©️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora