CAPÍTULO:𝟙𝟘 Soy un maldito Dios

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"Soy un maldito Dios"

Me relajó entre las aguas tibias que me rodean, aspiró el aroma a plantas que se encuentra merodeando el lugar. Leit-Rad quién he descubierto que es atenta y servicial, ya tenía la pequeña laguna preparada para mí cuando decidí levantarme.

Cierro los ojos, dejándome llevar por la tranquilidad, atrapando un recuerdo.

Siento el viento pegar directamente en mi rostro, estoy en la posición, preparada para la carrera, tengo que demostrarle a Megan que puedo correr más rápido que ella.

Correr no es lo mío, me cansó demasiado rápido, en cambio mi hermana tiene una resistencia nata.

A veces no suelo entenderla, yo a los nueve años comenzaba a pintar y ella prefiere correr. La miro una vez más, contamos hasta tres y empezamos la carrera, en un segundo como de costumbre, ella lleva la delantera a pesar de haber estado hace una semana atrás en el hospital.

Miro hacia abajo contemplando el césped verde moverse mientras corro, alzó la vista encontrando con mi mayor ventaja cuando mi hermana tropieza con una piedra, y cae, la sobrepaso, pero con el rabillo del ojo, logró captar que empieza a salirle sangre de la rodilla.

Me detengo, por un segundo titubeo en ir con ella o demostrarle que pude ganar, pero solo es por un segundo porque enseguida corro hasta ella, me arrodillo en el césped contemplando lo que sucedió.

El sol se oscurece al notar que una silueta nos tapa la iluminación, miro sus zapatos son finos y negros, lo recorro con la mirada hacia arriba chocándome con esos ojos rojos y una sonrisa.

Que lindo recuerdo.

Abrimos los ojos al mismo tiempo, logró captar al hombre frente a mí, me incorporó en el agua algo consternada, sus labios se agrietan con burla y sus ojos demuestran la gracia que cree que ha hecho.

— ¿Cómo hiciste eso? ¿Y qué haces aquí? — pregunte, lo único que puedo agradecerle a Leit-Rad en estos momentos es que me obligará a bañarme con uno de esos vestidos blancos de seda.

— No tiene sentido que conteste a tu primera pregunta sabiendo quien soy — Ensancha su sonrisa maquiavélica. — Y la segunda, solo te observo — Rodeó los ojos.

— ¿Cómo entraste? — Aunque sé que tengo ropa me cubrí un poco más después de todo me encuentro en el agua y mi atuendo es tan delicado que obviamente debe revelarse algo.

— Por la puerta o ¿acaso existe otra entrada?

Su sarcasmo en cualquier tipo de situación es inevitable.

— Eso lo sé. Lo que no entiendo, es ¿Por qué razón has venido?

— Ni en los juicios hacen tantas preguntas como tú — Salta a la pequeña laguna en la que me encuentro, cierro los ojos un segundo cuando las gotitas caen en mi rostro, sumerge su traje y zapatos.

El agua me llega hasta más arriba de los pechos, pero a él, le llega un poco más arriba de la cintura

— Tengo que hablar contigo — completa nadando poco a poco hacia mí.

— ¿De qué quieres hablar? — Me corro hacia atrás, sé lo que hace cuando intenta acercarse demás.

— Dentro de un mes habrá un baile celestial anual, al cual tenemos que asistir — Da otro paso, quedando a un solo centímetro de mí, me tenso un poco por tal acercamiento.

El ambiente torna esa aura de siempre que se desprende cuando el demonio está cerca.

— ¿Tenemos? — eso lo expresa todo, no quiero asistir, la realidad es que no quiero asistir a nada que tenga que ver con él.

Diablo: Luzbel ©️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora