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Al día siguiente me desperté sin ganas de levantarme, estaba hundido en un sin fin de cobijas, peluches que antes me había regalado Kaiba y almuhadas, no quería pararme para nada, la tristeza me invadía, y mis ojos se sentían irritados por tanto llorar.

La noticia de que Kaiba había muerto me había puesto mal, muy mal, pero por Mokuba me debía de levantar he ir a verlo.

El pequeño se había quedado conmigo toda la noche, estaba enfermo y yo tenía que verlo.

Mi pobre niño, ¿cómo era posible que se enfrentará a este tipo de cosas? ¡El aun era un pequeño que no estaba dispuesto a pasar por esto!.

Salí de aquella montaña de cobijas fue algo difícil, pero lo logre, me pare con algo de dolor de espalda, había pasado la noche en el sofá tratando de descansar pero Kaiba siempre estaba en mi mente quitándome el sueño y llorando.

Fui al baño lave mi rostro tratando de quitar mi cara de zombi, fui a la cocina a preparar el desayuno, pero me sorprendió cuando vi un desayuno completo sobre la mesa; había waffles recién preparados, café con leche, galletas y tartas de fresa.

¿Mi abuelo habrá preparado todo esto?.

No

Había una nota en la mesa donde decía que había salido a un mandado y que tardaría un poco en llegar a casa, sin embargo lo que jamás espere fue que en la nota pusiera que Yami había llegado en plena madruga y que estaba cuidando de Mokuba.

Mi corazon salto de la felicidad al leer el nombre de mi otro yo.

Atem jamás me menciono que vendría a casa, ¡tal vez se entero de lo que paso y vino ayudar!

Con una ligera sonrisa me dirigí a mi habitación donde se encontraba Mokuba dormido. Toque la puerta tres veces y escuche su voz confirmando me que el estaba aquí.

Sin más abrí la puerta y cómo lo esperaba, él se encontraba ahí, me daba la espalda veía por la ventana y de brazos cruzados, Mokuba dormía.

-- ¿Atem?. -- Lo llame, pero al parecer no me escuchaba, me acerque a él y le toque el hombro y ¡oh, por Dios!.

Su mirada roja me vio con sorpresa, brillaron, parecía que quería hablar pero solo abrió su boca ligeramente, se sonrojo de sobre manera.

Yo tambien lo hice al ver a alguien que no era Atem. Es decir, se parecía mucho, pero no era el verdadero Atem que conocía, no era mi Yami.

-- ¿Quién Eres?. -- Pregunte impactado.

Él desconocido solo se acercó más a mi y me tomo de las mejillas, me sonroje mucho menos estaba muy cerca de mi.

-- Eres tú. -- Dijo.

-- ¿Ah?. --

-- Yugi.-- Pronunció mi nombre con afecto, acarició mis mejillas con gentileza. -- Eres más bello en persona, mi amor. --

-- ¿¡Eh?!.--

El Yami que están enfrente de mi Sonrió y al mismo tiempo me beso.

*Continuará...

PROYECTO: YAMI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora