A.

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Los ojos rojos del joven miraron al otro con detenimiento, como si estuviera analizandolo.

—¿Hablaras? O ¿solo me vas a ver?.—Dijo Kaiba harto de esa mirada como el fuego.

—Disculpame, padre.—Kaiba fruncio el ceño por segunda vez en el día; era increible que su proyecto le dijera padre. Maldijo a los doctores que lo analizaron pues ellos, le habían explicado al joven de bellos ojos rojos que quien lo creo fue el mitico e incomparable Seto Kaiba.

Y era obvio para Yami aceptar la idea de que Seto era su padre; a pesar de tener memorias dentro de si que le decían todo lo contrario; tenia en esas falsas memorias suyas de que ellos dos eran rivales desde hace tiempo.

Pero a Yami se le hacia muy confuso eso, ¿porqué tenia de rival a su padre? Si él fue quien lo que creo, además; llevaba solo unas horas de a ver nacido.

Parecia todo sacado de una pelicula de ficción que poco a poco cobraba vida.

—Es solo que, así debería de dirigirme a ti. Después de todo tú me creaste.—Hablo Yami relajado acomodandose en la camilla blanca que ofrecia la habitación de paredes blancas.

—Aclaremos unas cosas aquí Yami.—Dijo Seto serio.—Yo no soy tu padre.—Aseguro fríamente. Yami no supo que sentir; al principuo sintio tristeza, pues su creador lo estaba rechazando.

Pero si es así cómo su creador quería llevar las cosas no tenia de otra más que aceptar sus condiciones, después de todo él le dio la vida y su palabra era ley para él.

—Entendido, Seto.—Dijo algo cabizbajo.

—Kaiba.—Corrigió Seto siendo sugerente en su voz. Pues así se dirigía Atem hacia él.

Yami sintió temor, su creador le estaba alzando la voz.

—K-kaiba..—Tartamudeo el menor encogiendose de hombros siendo regañado por el de ojos zafiros.

—Dilo fuerte. ¡Dilo con seguridad!.—Dijo Seto elevando más la voz, haciendo que el sujeto solo se crispara en su lugar asustado.

—¡K-kaiba!.—

—¡Asi no!

Yami carraspeo su garganta, busco entre esas memorias falsas que le habían incrustado durante el proceso de "fertilidad" para saber como sonaba la voz de aquel Faraón de nombre Atem.

Y cuando obtuvo dicha información hablo.

—Kaiba.—Dijo en un tono serio.

Seto solo sonrió orgulloso. Solo debería de enseñarle una que otra cosa solo para saber si estaba en condiciones de entablar un duelo con él.

—Comencemos con el duelo.—Dijo.

•|•|•|

Al otro lado de la ciudad se encontraba un chico de bellos ojos amatistas trabajando delante de un computador que lo ayudaba hacer su trabajo eficientemente.

—¿Ya terminaste de mandar esos archivos, Yugi?.—

—Estoy en ello, Mokuba.—Respondio Yugi con una sonrisa amable y sincera.

—Hay que darse prisa.—Dijo el azabache tambien tecleando una laptop que se hallaba en sus piernas reposando mientras este estaba sentado en uno de los sofas que ofrecia la oficina propia de Yugi. —Quiero ir a casa lo más pronto posible.—Dijo emocionado.

—Se te oye emocionado, ¿acaso Seto te tiene una sorpresa?.—Pregunta Yugi parando y terminando con su trabajo cuando dio a imprimir.

Mokuba, solo asintio, pero no le diria nada a Yugi. Después de todo el proyecto se debía de mantener en secreto.

Sobre todo con Yugi.

—¿Qué es ahora? ¿Dulces? ¿Un carro? O ¿solo es un avión privado?.—

—De hecho es...—Pensaba Mokuba en una excusa.—Creo que si son dulces.—Dijo dudativo.

—Me imagino que de paises diferentes.—Dijo Yugi tomando los papales que la impresora daba.

—De hecho creo que solo es un dulce y de un solo pais.—

—¿Así?.—

—Sí.—Respondió Mokuba.

—¿De que país?.—

—Egipto.—

Al oir el país, Yugi no pudo evitar recordar el lugar: con sus caracteristicas arenas pulcras, con la gemte que tenía, las piramides, las esfinges, la cultura, las momias, los Dioses, las y los reyes de Egipto; Atem.

Su amigo que lo acompaño en miles de aventuras, su mejor amigo y confidente con el cual podía contar sin importar qué... Para él era  Su todo... Asi de importante era Atem para Yugi.

Cómo lo hechaba de menos, lo extrañaba en algunas noches, algunos días y su unico consuelo era el saber que estaba bien, allá en el otro mundo rejocijandose de la paz que siempre quizo.

Ojala pudiera verlo una vez más.

Deseo en sus pensamientos, siempre deseaba eso, teniendo fe en que algún día su deseo sería escuchado... Solo, algún día.

Y es que internamente Yugi tenía sentimientos guardados por su una vez Mou Hitore No Boku.

Sentimientos como el amor que se le fue desarrolando durante su adolecencia, y que por temor a ser rechazado por su otra mitad a callo para no ser herido.

Así fue como Atem paso a ser su amor platonico.

Pero si en verdad existiera una tercera vez en el que lo pudiera ver; se lo diría, le confesaria cada uno de sus sentimientos, aun sabiendo que seria rechazado por su otro yo.

Puesto que desde su punto de vista, siempre vio que tenía cierta atracvión hacía Tea y esta a su vez por Atem.

Aun así, viviría con saber que al fin pudo confesarle lo que sentía, por que ya no aguntaba estos sentimientos que fueron guardados bajo llave durante tanto tiempo en el mejor lugar: su corazón.

—¡Santo cielo! ¡Se esta haciendo tarde!.—

Yugi vio de reojo a Mokuba se le veía ansioso y con prisa.

—Si quieres vete yo termino aquí.—Dijo Yugi.

—¡¿De verdad?!.—Mokuba estaba feliz, asi tendria tiempo de ver el proyecto de su hermano, que segun por medio de un mensaje enviado por el mismo, había resultado en un gran exito.—¡Muchas gracias Yugi! Prometo recompensarte de la mejor forma.—Dijo para luego salir corriendo de la oficina del tricolor que solo reía con diversión.

Continuará...

¿Qué tal les parece?

PROYECTO: YAMI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora