D.

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Al día siguiente Yami se despertó mas alivianado a tratar con su problema anteriormente, se sentía con energía, mas animado que nunca.

Las puertas se abrieron y cómo era típica la rutina en las mañanas dejo que los doctores lo examinaran para decirle sus resultados; todo va marchando bien.

Luego salían de la sala, Yami volvía hacía su camilla se sentaba esperaba tranquilamente 10 minutos y pasaba su creador a reclamar otro duelo típico de él.

Pero su mañana seria diferemte, ya qué no era su padre el que pasaba por aquellas puertas, si no que era aquel chibi que pasaba con ropa casual para él.

—Vistete, saldremos a desayunar.—Dijo Mokuba con una sonrisa alegre.

—¿Donde esta mi pa...—Se detuvo antes de seguir. —Kaiba, ¿donde esta Seto Kaiba?.—Preguntó autocorrigiendose de inmediato. Si su creador no le gustaba que le llamaran así, ¿su hermano seria de igual forma? Depués de todo, de tal palo tal astilla, ¿no?..

—No te preocupes Yami, se lo que es mi hermano para ti.—Dijo Mokuba sin preocupación alguna.—Aun así, te recomiendo que le sigas llamando Kaiba y no de la otra forma que conoces.—

—¿Por qué?.—No evitó preguntar, tenía tantas ganas de saber el porqué no debía de llamar así a su padre. El que lo creo desde un principio para un solo proposito, del cual desconocía.

—Creeme, es por tu seguridad.—

Si aquellas palabras que sonaban llenas de preocupación por el pequeño eran alarmantes era por qué había pasado algo.

—Esta bien.—Acepto Yami.

Mokuba asintio y le tendio la ropa a Yami.

—Anda cambiate.—

Yami acepto la ropa, fue hasta el baño, se ducho y se cambio la ropa de duelo que tenía por una mucha mas comoda; la camisa negra la remplazo por una blanca de tirantes simple y sin estampado, encima se puso una camisa acuadros sin abotonarla, los pantalones de cuero los remplazo por unos jens negros, los zapatos por algunos convers de color rojo.

Se vio al espejo, lucia bien en realidad aun que sus musculos de los brazos se marcaban un poco al igual que su pecho contra la camisa.

No sabia que tenía musculos, pero no estaban marcados, ¿deberia de hacer ejercicio para marcar bien sus músculos?.

Por fin salió del baño y se planto frente a Mokuba.

—Te queda perfecto.—Dijo Mokuba.

—Me siento raro.—

—Después te quejaras, venga hay que irnos de aquí.—

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En el edificio de KC, Yugi salía de las puertas del elevador bostezando, sua ojos se abrían y se cerraban lentamente queriendo dormir, tenía ojeras bajo sus parpados, al parecer no tuvo una buena noche.

Llegando a su oficina abrió la puerta diciendo su nombre, la cual le concedio el acceso y al entrar solto un grito de sorpresa al encontrarse a Seto sentado en su silla con sus pies sobre el escritorio, sonriendole burlonamente.

—Seto.—Dijo Yugi.

—Llegas diez minutos tarde.—

—La puntualidad no es lo mío, lo sabes.—Bromeo el pequeño colocando sus cosas sobre el escritorio.—Cómo sea, debo de iniciar con el proyecto y pasarte los archivos que hicimos Mokuba y yo ayer para que los revises.—

—De acuerdo puedes pasarmelos enseguida.—Seto se levantaba de la silla de Yugi pero en el proceso notaba la ojeras bajo los parpados del pequeño tricolor.—¿Noche dificil?.—Preguntó.

—Algo así.—Respondió Yugi.

—¿Te peleaste con tu abuelo?.—

—No para nada, es solo que tuve un sueño extraño que me despertaba a cada dos horas.—Dijo Yugi recordando los continuos llamados de su nombre con una voz melosa y profunda que proclamaba algo y ese algo le provocaban escalosfríos placenteros y corriemtes electricas que pasaban por todo su cuerpo, sin embargo lo que más le llamaba la atemción era la voz, una voz tan familiar y conocida que Yugi supo decifrar de quien era.

—A noche soñe que Atem me llamaba por mi nombre.—

El solo pronunciar esas palabras hizo que Seto pretara más atención a Yugi.

—¿Fue alguna especie de visión?.—Preguntó Seto, esperanzado.

—No, yo creo que fue cómo alguna especie de llamado.—

Seto se enderezo en su lugar.

—¿Tu crees qué él te quiera decir algo?.—Continuó el castaño.

—No, no lo creo, han pasado años desde la última vez que lo vi.—Se giro a ver a Seto.—Tal vez solo fue mi imaginación.—

—O tal vez te este avisando de algo, de una llegada de él, de un reencuentro.—Dijo apresuradamente Seto con un poco de desesperación. Tomo los hombros de Yugi y lo vio directamente, Yugi sabía que aquella mirada solo significaba una cosa con la cual Seto estaba demasido obsesionado.

Con Atem.

Hablar de Atem frente a Kaiba era un desastre, una batalla que no quería que el castaño terminase solo por qué sí, no. Seto simplemente estaba obsesionado con enfremtar a Atem y derrotarlo en un duelo para proclamarse así mismo rey de los juegos.

Pero a pesar de hablar incontables veces con él sobre que Atem jamas regresaria, no funciono, lo puse de una manera mucho peor tanto que un día juro traer a Atem de entre los muertos.

—Seto, ¿no tenías una junta a estas horas?.—Yugi necesitaba desviar la atención de Kaiba, distraerlo para que no pensara en Atem.

Fue un milagro qué él lo entendiera.

—Tienes razón.—Seto se levanto y se fue dejando a Yugi solo, pero antes de irse el castaño lo tomo de los hombros y deposito un beso en los labios del oji-amatista.—Después de la junta, salgamos a desayunar juntos.—

Continuará...

PROYECTO: YAMI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora