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La junta finalizó con un par de firmas en algunos documentos donde explicaba mi amable colaboración con Atem.

Cerramos negocios estrechando nuestras manos.

Salimos de la sala, caminando juntos, cuando de pronto Atem me detuvo agarrándo mi mano.

-- Salgamos a cenar. --Dijo.

Parpadee sorprendido.

-- ¿Qué?. --

-- Te invito a cenar esta noche. --

Aún que su propuesta me hizo sonreír, no pude carcajear un poco.

-- ¿Dije algo gracioso?. -- Pregunta sin quitar su sonrisa.

-- ¿Quieres invitarme a cenar esta noche? ¿A mi?. -- Me señale, pareciendo que lo que decía era un chiste de mal gusto.

-- Sí...-- Responde con duda. --¿O Tiene algo de malo mi propuesta? ¿Ya tienes planes?. --

-- No. -- Respondió aún riendo y sigo mi camino dejando atrás a Atem y casi corriendo llego al elevador, aprieto varias veces el botón que me llevará a la salida.

¡Mi cuerpo se siente muy extraño! No dejo de temblar, mi pulso esta acelerado y doy por hecho que estoy sonrojado.

Las puertas del elevador se abren, entro rápidamente a la cabina cuando escucho el grito de Atem a mis espaldas pidiéndome que me detenga, pero ya es demasiado tarde cuando las puertas se cierran y cuando eso pasa, mi cuerpo se hace para atrás hasta chocar contra la pared metálica de la cabina del elevador.

Me tome de la cabeza confundido, me doy unas cuantas bofetadas a mi rostro hasta que se vuelven rojas por el ardor y dolor esperando así despertar de este sueño.

Pero el dolor es genuino, puedo sentirlo y doy por hecho que no estoy soñando. Nada de lo que me pasa es un maldito sueño.

Realmente vi a Atem, lo toque, el me abrazo, hablamos y me invito a cenar.

¡Esto es una locura!

Sin darme cuenta había sacado mi teléfono, marque un número en especifico y después de tres tonos de llamada por fin contesto.

-- ¿Puedo ir a tu casa?. --

Pov Mokuba.

Me encontraba en cama, viendo caricaturas y siendo atendido por mi nuevo hermano mayor.

-- Te bajo la temperatura. -- Dijo Yami aliviado.

-- A este ritmo podré curarme. -- Sonreí.

Yami me respondió la sonrisa.

Y fue en ese instante en que recibí una llamada, no dude en acercarme el teléfono, mire quien era y casi me desmayo al ver quien era.

-- Contesta, se oye como si fuera importante. --

Obviamente era importante, ¡era Yugi! Y Yami estaba en mi mera presencia, ¿Qué debía de hacer?.

-- Dámelo. -- Sin querer, Yami tomó mi teléfono y contesto la llamada poniendo el alta voz.

-- ¿Puedo ir a tu casa?. --

Yami levanto la ceja confundido y me miro curioso. Me alarme mucho, tanto que las palabras se anudaron en mi garganta.

-- ¿Estás ahí?. -- Siguió preguntando Yugi.

Justo cuando Yami iba a contestar grite.

--¡Aquí estoy!. --

-- Oh.. Bien, pensé que no me escuchabas. -- Comentó.

-- Es que recién me acabo de despertar. --

-- ¿Te desperté? Lo siento mucho. --

--No hay nada por que disculparse, pero dime, ¿a que se debe tu inesperada llamada?. --

--¡Es verdad! Tengo que decirte algo muy importante, de casualidad, ¿sabes algo de Atem?. --

--¿Atem?, no, para nada, ¿por qué?. --

-- Esta aquí. --

Toda mi sangre se me heló en ese preciso momento, el tiempo se me detuvo, creo que había dejado de respirar por un momento.

--¿Q-qué haz dicho?. --

-- Atem esta aquí, se ha aparecido frente a mí y me hablado. Pero mejor te cuento cuando este contigo, voy para tu casa. -- Colgó.

Tarde me di cuenta cuando hizo eso.

-- ¡Maldita sea!. -- Salí de mi cama tan rápido como pude, ignorando el hecho de que estaba enfermo e inclusive que Yami se encontraba en la habitación.

--¿El Faraón está aquí?. -- Cuestiono Yami con una inesperada voz fría y aura asesina lo rodeo por completo.

Esto no es bueno.

--¿Quién es Yugi?. -- Lanzó otra pregunta.

Y entonces supe, que nada de esto iba a salir bien.

×Continuará....

PROYECTO: YAMI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora