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Estaba muy nervioso esta situación, es decir; la aparición de Atem fue tan repentina, que lo único que se me ocurrió hacer fue reír ante su petición de que saliera con él a cenar.

Yo huí de él. Huí de Atem porqué no supe cómo reaccionar o cómo hablar.

Él me tomó por sorpresa.

Salí del taxi que me había dejado enfrente de la mansión de Mokuba, abrí mi paraguas ya que estaba lloviendo, camine un poco y de mi chaqueta saque una llave que el mismo Seto Kaiba me había dado tiempo atrás, pase y luego cerré la reja y corrí hacia la entrada principal, toque tres veces y la puerta fue abierta por una amable sirvienta.

Me indico que pasara, me señaló donde estaba la habitación del azabache y corriendo me dirigí ahí.

-- No sabes lo que me acaba de pasar. -- Hable sin tocar la puerta, deje mi paraguas aun lado y mire enseguida a Mokuba que estaba en la puerta de su baño dándole la espalda y estaba agitado. -- Oye, ¿no deberías estar en la cama?. --

-- Y-yo sólo... ¡Es que casi me caigo! ¡Sí, eso! Iba al baño y me resbale. --

Lentamente Mokuba regreso a su cama, se acomodó y lo ayude a arroparse.

-- Y dime... ¿Qué tal todo?. -- Me preguntó un poco, ¿nervioso?.

--¿Estas bien? Te noto algo tenso y nervioso. -- Toque su frente, estaba algo sudoroso y caliente. -- Tienes fiebre, ¿ya te tomaron la temperatura? ¿Comiste algo?, ¿Ya te llevaron al doctor?. --

Le lanzaba preguntas a mi pequeño colega de trabajo, fui hasta su armario y busque una buena chamarra con que cubrirlo, lo llevaría a un centro médico para que lo revisen.

-- Yo ya comí, me dieron una sopa de pollo, chacaron mi temperatura y a bajado, pero acerca de tu última pregunta no. No he ido al doctor, pero pienso que eso no es necesario, solo tengo un pequeño resfriado. -- Me explico mientras trataba de quitarse la enorme chamarra que le puse y volvió a la cama.

Le mire preocupado, me senté en la cama y suspiré. Estaba siendo paranoico, otra vez.

-- ¿Actúas de esa forma por Atem?. -- Pregunta curioso. -- De eso se trató la anterior llamada que tuve contigo, ¿cierto?. --

Lo mire por un segundo y en ese segundo Mokuba comprendió mi silencio.

-- Sorprendente. De verdad, él está aquí, ¿pero por qué volvió? ¿Te lo dijo?. --

-- No, no me dijo nada. Solo evadia mis preguntas, hizo un trato con su empresa y la nuestra y después me invitó a cenar, pero yo lo rechace burlandome de él y me aleje de él cómo si se tratara de un bicho raro. -- Hablaba rápidamente, no se si Mokuba me seguía el paso pero yo seguía hablando sin parar.

Rayos, si que necesitaba desahogarme.

-- ¿Y eso cómo te hace sentir eso? -- Pregunto de nuevo, esta vez tenía una pequeña libreta en sus manos y unos lentes simulando siendo mi psicologo.

-- No es te burles de mi. -- Le pedí. Esta vez me levante y comencé a caminar en círculos por la habitación siendo perseguido por la cautelosa mirada del niño. -- Tú sabes más que nadie lo que siento por él. -- Mis mejillas se ruborizan, siento cómo mi corazón vuelve a latir frenéticamente. -- Y sabes que más de una vez he pedido a los Dioses verlo tan solo una vez más para decirle lo que siento. --

-- Pues puedes decirle a los Dioses: “Gracias por cumplir mi sueño, ahora podré declarme a mi amor platónico. ”. -- Mokuba intento imitar mi voz, cosa que solo me hizo sentir más avergonzado. -- Oye, tu querías esto, ¿ahora qué te lo impide?. --

-- No puedo. No tengo el valor para hacerlo. --

-- Pero tu deseo se cumplió, ¿por qué no aprovecharlo?, si yo fuera tú le diria: “Oye compañero, me gustas desde que te conocí, serias tan amable de aceptar mis sentimientos?” Si te rechaza podemos golpearlo entre los dos. --

-- Eres tan directo como tu hermano. --

-- Al menos yo soy sincero con mis sentimientos. -- Dijo.

-- Y hablando de Kaiba, ¿cómo sigue?. --

Mokuba se quedo en silencio un momento. Me lamente por un segundo, se que el tema era demasiado delicado para él ya que habia pasado hacer hijo único. Casi huérfano.

-- Oye, perdona. Si quieres no contestes solo quería saber... --

-- Él está bien. -- Me interrumpió, sonrió. -- Lo atienden bien. Pronto podré visitarlo, su doctor me llamo y me dijo que pronto lo veré, solo tenia que esperar unos cuantos meses. -- Su sonrisa iba borrandose. Oh, lo siento mucho Mokuba, fui y lo envolvi en un abrazo protector, pronto escuche como pequos sollozos surgían de su pequeño cuerpesito.

-- Perdóname, no quería hacerte llorar. -- Acaricie su cabeza con suavidad.

-- No te preocupes. -- Se alejo de mi y enjuago sus lágrimas y volvió abrazarme. -- De qué piensas que estoy sólo, pero no lo estoy, te tengo a ti y a mi guardián. --

--¿Guardián?. -- Pregunté intrigado.

-- Es mi nuevo tutor; es cómo un hermano mayor para mí, no lo conoces pero la mayoría de su tiempo esta conmigo. --

Debe estar mencionando ese Kaiba que me dijeron que era el nuevo jefe.

--¿Y por qué no lo conozco?. -- Pregunte, a decir verdad estaba muy intrigado de la identidad de ese Kaiba.

-- Lo conoces, no personalmente, indirectamente sí, de hecho es el jefe de la empresa de KC y tu socio. --

--Oh, vaya. -- Dije. Entonces sí es Kaiba desconocido que yo conozco. -- ¿Y algún día lo conoceré?. --

Unos minutos en silencio perdurarán del pequeño, pero al final dijo:

-- Sí, algún día. --.

×Continuará....

PROYECTO: YAMI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora