[Actualización lenta]
- ¡Deja de pretender que todo esto está bien!
- Dejaré de hacerlo cuando tú te des cuenta de que lo que siento por ti, lo que sientes por mí, está absolutamente bien.
Twilight fanfic
Segunda portada: Febrero 2022
Tercer portad...
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Maratón 1/2
Se los debo por olvidar publicar el sábado... ¡Disfruten!
No pude dormir.
Pasé toda la noche dando vueltas en la cama, intentando encontrar la mejor posición para relajarme, ¿pero cómo podría hacerlo cuando me he convertido en un maldito lobo blanco?
Las ensoñaciones que creó mi mente, imaginando cómo lucirían los vampiros, bien pudieron haberse convertido en pesadillas si hubiera logrado pegar los ojos en algún momento. Aún así pudieron ponerme inquieta y hacerme levantarme de la cama mucho antes de que el sol saliera a iniciar un nuevo día.
Salgo de mi habitación después de lavarme los dientes, arreglarme un poco el cabello al agarrarlo en una coleta y ponerme algo cómodo para salirme a caminar por la playa; decido no llevar zapatos ya que de todos modos me los quitaría para no mojarlos.
La casa está en completo silencio así que sé que ni mi mamá ni mis hermanos han despertado. El reloj de la cocina marca las cinco de la mañana. ¡Vaya! Han pasado solo cuatro horas desde que la fogata acabó... Cuando me volví lobo.
No importa ya. Debo salir de aquí.
— ¡Paul!
Me tapo la boca para no gritar aún más luego de toparme cara a cara con Lahote al abrir la puerta de la casa. Él, tontamente, sonríe completamente divertido por mi reacción.
— Hola Tahla.
— ¿Qué diablos haces aquí?— susurro, cerrando la puerta luego de tomar mis llaves y salir al frío exterior.
— Estaba seguro de que no dormirías con todo lo que pasó así que vine a darte las respuestas que necesitas.
— ¿Y por qué tú?
No quise sonar grosera, en serio que no, pero tampoco puedo evitar estar tan a la defensiva, sobre todo gracias al susto que él me dio parece que mi lobo se desató; se volvió loco.
Pero Paul no parecía ofendido sino más bien divertido.
— Soy tu mejor amigo, ¿lo recuerdas?
Su respuesta me hizo sonreír aunque no dejé que lo notara así que agaché el rostro, viendo hacia mis pies descalzos. Paul se ríe por mi torpe reacción, haciéndome recordar la primera vez que nos conocimos.
Papá solía llevarnos a Seth y a mí a la playa cuando éramos unos niños; nos encantaba mojarnos y correr por los alrededores. Leah era más del bosque así que mamá la llevaba a sus largas caminatas.
En una ocasión, Paul estaba en la playa, solo, y observando las olas sentado en un viejo tronco. A papá le llamó la atención de que un niño estuviera solo ahí, sin señal de que algún adulto respondiera por él, que lo cuidara. Y yo me acerqué a él. Fue extraño, ahora que lo pienso, porque yo no era muy sociable con desconocidos, incluso no lo era con otros niños de la reserva que iban conmigo a la escuela. Pero Paul me transmitió algo que en ese momento percibí y me llevó a él.