Estuvieron en llamada durante unas horas. Parecía increíble como los recuerdos pueden desaparecer si dejar rostro. Todo lo que Zhen le contaba a Mo parecía ser mentira, pero entre más le escuchaba más verdad le encontraba.
Si no fuese por él los últimos pensamientos sobre "He Tian" se habrían desvanecido y hubiera sido olvidado completamente.
Estaba hundido en total curiosidad, ¿Cómo se supone que alguien desapareció del mundo así como así?
Empezó a cuestionar el mundo, y sobre todo, sus posesiones.
"Nos contaste que él fue quién te regaló la guitarra y te hizo clases, al igual que esos aretes tan costosos"
Era verdad, no recordaba como había aprendido a tocar guitarra ni como había conseguido esos negros aros que nunca se quitaba. Todo parecía cuadrar, o mejor dicho, no parecía encajar.
Tantas preguntas que hacerse, que su cuaderno en el que empezó a escribir sobre el azabache se estaba llenando.
Finalmente, una fugaz imagen le llegó.
Un joven alto, de cabellos azabache y tez pálida con gran atractivo, llevaba una chaqueta de adidas, tenía una amplia sonrisa en su rostro, con los ojos cerrados alzaba la mano, despidiéndose. Entonces una voz grave penetró en lo más profundo de su ser.
"Adiós"