-¡Maldito He Tian! -gritó Mo, sacudiendo la cabeza mirando todo a su alrededor. Había tenido una parálisis de sueño terrible, finalmente cundo despertó el sudor caía de su barbilla, su respiración estaba agitada y su vista borrosa. De hace tiempo que no había tenido un sueño tan malo.
Cerró los ojos un momento y al abrirlos su respiración continuó con normalidad, prendió el celular y vio la hora.
"03:57 A.M"
Miró hacia el techo quedándose dormido.
-"He Tian... "
.
Ya de mañana había olvidado todo lo que le había causado malestar en medio de la noche, se sentía vigoroso sin saber la razón, pero asqueado por el sudor que aún estaba en su cuerpo, así que al levantarse, antes de tomar desayuno, fue a darse una corta ducha.
El pelirrojo, a medio vestir, agarró su celular para ver si tenía algún mensaje del azabache.
-Tampoco es que me importe-gruñó tras ver la pantalla de notificaciones vacía.
De camino al colegio notó cierto sosiego, se dio cuenta de que He Tian no había llegado todavía, lo que le dio paz para ir rápidamente a su salón sin ser acosado por ninguna de las que se hacían llamar "admiradoras de He Tian".
Todo fue paz y calma, era un día gris, en el que se podía presagiar fuertes lluvias. Para suerte de Mo, su madre le había aconsejado en la mañana que llevara un paraguas por si una tormenta se manifestara a la salida, así que no corría el peligro de quedarse después de clases esperando que la lluvia se detuviera o que una buena gente le prestara un paraguas, porque claramente él no iba a pedir uno.
Pocos minutos antes de que empezaran las clases los vidrios comenzaron a vibrar a base de los fuertes vientos que azotaban toda la zona. El pelirrojo no lo había notado hasta que las clases comenzaron, pero hubo muy poca asistencia en el establecimiento en general, contando solo los de su clase eran cinco. Prendió su celular y vio un aviso. Mo no veía las noticias y al parecer se había pronosticado una tormenta eléctrica en la región en la que vivía, además de que se había activado una alerta de vientos de cien kilómetros por hora.
"No debieron venir" dijo el maestro al entrar al salón. Le dio cierta gracia al pelirrojo, ¿Un profesor diciéndoles que tuvieron que faltar? Nadie le creería.
Sacó el celular para ver la hora, aún quedaba mucho para marcharse, el día recién había comenzado y parecía que sería más aburrido sin He Tian.
-Debiste venir- dijo en voz alta en plena clase, a lo que tanto maestro como los pocos alumnos lo interrogaron con la mirada. -¿Qué me miran pedazos de mierda?
El maestro no pareció sorprenderse por la caradura del menor, simplemente lo pasó y siguió con su clase. Mo Guan Shan estaba muy concentrado pensando en el azabache para prestar atención a una lección de matemáticas que después de todas formas iban a repetir para que los que se habían ausentado, es decir la mayoría, pudiera entender. De pronto un vago hilo de ideas poco visibles rebobinaron en sus recuerdos.
"¿He Tian existe?"
Y otra vez esa ansiedad que había olvidado le carcomía el sentido común.
"¿Cómo había olvidado nuevamente?"
Estaba confundido, se encontraba en una especie de crisis existencial al no saber que era real y qué no. Había despertado esa mañana sin preocuparse por nada y de golpe, como si su cuerpo quisiera dañarlo, le recuerdan que hay un chico que desapareció sin dejar mayor evidencia de su existencia que unos aretes, conocimiento de guitarra y unos recuerdos confusos entre sus amigos.