El pelirrojo, sabiendo cuál sería la reacción de su madre, intentó inventar algo, cosa que no le resultó del todo bien. Ella no era tonta y cualquier mentira no pasaría por alto.
Mo Guan Shan decidió luego de una larga espera incómoda contarle a su madre sobre toda la locura que había estado viviendo de hace ya meses. Sus problemas para dormir, sus extraños sueños, sus inusuales alucinaciones, sus recuerdos que se iban desmoronando. Por más que sonase una estupidez su madre lo escuchó, cada palabra, pues agradecía que finalmente su hijo le contara lo que lo intranquilizaba.
-Simplemente quiero que se detenga- terminó Mo con la vista baja.
-Creo que necesitas descansar- su madre sacó de su bolso una pequeña caja color azul- quizá te podrían servir.
Eran unas pastillas para dormir. Mo nunca había intentado dormir con pastillas, no le daba buena pinta.
-De todas formas si intento dormir sería una mierda total. Los sueños me despiertan y no creo que esas píldoras lo resuelvan.
-De todas formas, si no puedes dormir tendré que llevarte a algún médico, es muy importante que descanses.
-¡No puedes!- Mo entendía que si lo hacía sería un gasto de dinero, por lo que cogió la caja que le había ofrecido y se marchó a su habitación.
Ya era tarde, y estaba confundido. Tenía miedo de que He Tian apareciera nuevamente en sus sueños, que lo atormentara, que le mostrara otra realidad, pero se sentía demasiado cansado y era su oportunidad de dormir sin (quizá) despertar en plena noche.