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Era domingo, esa tarde el pelirrojo no tenía que trabajar por lo que decidió quedarse la tarde recostado en su cama mirando el techo de su habitación sin hacer nada a no ser que su madre lo mandara a algo. 

Mo se encontraba muy bien con la mente en blanco, vacío como había logrado muchas otras veces, cuando de pronto escuchó que alguien tocó la puerta principal. Saliendo de su vacío se levantó a ver quien era, pudiendo observar a su madre atendiendo a un hombre. Ese hombre era alto, de cabello negro y ojos castaño, vestía con una camisa blanca y pantalones ajustados, parecía alguien educado, puesto que apenas divisó al menor lo saludó con una amplia sonrisa.

-Por favor, Mo, ven a sentarte a hablar- Esas palabras de su madre le hicieron dar con la idea de quien podría ser ese hombre y qué hacía allí.

Mo se sentó al lado de su madre en la mesa del comedor, el hombre sonreía a cada acción, sin hablar.

-Bueno, verás, sé que no te lo tomarás bien, pero él es- "psicólogo", creyó que diría su madre.-pisquiatra- pero terminó con otra palabra algo parecida.

-¿Ugh? ¿Y cuál es la diferencia?-preguntó con tono amargo.

El psiquiatra soltó una pequeña carcajada- somos más simpáticos-bromeó, pero a Mo no le causó ninguna gracia, tomaba eso como una burla de parte de su madre.

-¿Crees que estoy loco?- exclamó levantándose de la silla-¿es eso? Pues no lo estoy.

Sin dejar que lo siguieran se encerró en su habitación.


DREAMS | 19 daysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora