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No, claro que She Li no lo dejaría así, no iba a ser humillado. No.

-¿Disculpe?-preguntó con tono amable She Li a una enfermera que pasaba por los pasillos del lugar.- ¿Podría entregarle este té verde al paciente Mo Guan Shan? Soy un amigo cercano y debo irme de inmediato, me pidió que le hiciera un té y los doctores me dijeron que no habría problema.

Por más que el albino desprendiera desconfianza por su mal aspecto, la enfermera le creyó, y tomando el termo con té le agradeció la amabilidad. Así, sin más, She Li se largó, había cumplido su trabajo.

-¡Paciente Mo!-voceó la enfermera, quien entraba con el té esta vez servido en una taza.-Me contaron que un amigo tuyo te dejó un té.

Mo le dirigió una mirada coja a la joven, pensó que se trataba de un "regalo generoso" de Jian Yi ¿Y por qué botarlo? Después de reflexionar un poco de la vida logró darse cuenta de lo agresivo que había sido siempre con todos, su mal trato a aquellos que intentaban ayudarlo, y no se lo merecían.

-Gracias

La enfermera, contenta y satisfecha, dejó la taza en la mesa al lado del pelirrojo y se fue. Nunca se hubiera imaginado que tenía una docena de pastillas tanto de escitalopram y haloperidol disueltos, ¿qué era lo peor que podría pasar?



DREAMS | 19 daysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora