-Tendremos que irnos.
Tres palabras que lo dejaron mirando estupefacto las manos de su madre, quien temblaba.
-No he podido pagar de hace unos meses y me están amenazando, a mi y a ti, es por eso que tenemos que marcharnos.
Nuevamente quedó sin palabras. Un hilo en la garganta lo había dejado mudo, tampoco lograba pensar.
-Pensaba que podría conseguir un trabajo en el sur... Sé que esto es difícil.
Finalmente con un suspiro seguido, sintió que podía hablar. El impulso fue grande, haciendo que terminara por gritar.
-¡Puedo trabajar!¡Puedo dejar los estudios y empezar a trabajar! No es necesario que nos vayamos, ellos nos encontrarán. Puedo conseguir suficiente dinero, todo lo que gane puedo dártelo, puedo hacerlo, pero no es necesario hacer algo tan arriesgado.
Alzó la mirada y vio lo que menos quería, la quebrada sonrisa de su madre.
No recordaba desde cuando que empezaron a dejar de pagar, bien tenía entendido estaban al día, incluso adelantados, pero descartó esa idea tras darse cuenta de que no había ninguna fuente financiera que le ayudase a mantener tales costos. Bueno, ya no.