Mentiras piadosas

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En menos de cuarenta minutos escuchamos el timbre y Elena corrió a abrir la puerta. Uno a uno vi como los chicos entraban en el living que cada vez se me hacia mas pequeño, solo quería ir y abrazar a todos, disculparme por haberlos metido en problemas.

Los chicos no estaban tan mal como pensé, pero aun así tenían marcas en sus bellos rostros, marcas rojas y rasguños.

Me acerque lentamente con algunas lagrimas cayendo por mis mejillas.

-Chicos y..yo , de verdad lo lamento- dije con la cabeza baja y la voz entrecortada.

-No pasa nada, no es tu culpa. – dijo Lucas, el siempre tan humilde.

-Tranquila Cam, igual no los viste a ellos- dijo James sonriendo.

-No tienes de que preocuparte, somos amigos y estamos para ayudar – dijo Sean sonando sincero.

-No se como compensarles.- dije permaneciendo algo triste.

En ese momento sentí unos brazos rodeándome y por el olor del perfume sabia que era Pablo.

-No pienses en eso,estamos bien y gracias al cielo, ustedes también.- dijo sin soltarme.

Lo abrace con fuerza, el fue el primer amigo que tuve, el primero en defenderme hoy y por el que mas me preocupé, y aunque me cueste admitirlo, lo consideraba especial, muy especial.

Luego de limpiar sus heridas y poner hielo sobre las marcas, los chicos se ofrecieron en llevarnos a casa.

-Paso a recogerte mañana- dijo Pablo.

Lo mire extrañada.

El sonrió- Para llevarte a la escuela, dejaste tu auto ahí.

-Oh, cierto. Gracias, muchas gracias de verdad.. Dije dándole un abrazo fuerte.

En eso mi mamá abrió la puerta de la casa, era algo extraño que este en casa un día de semana y a esta hora. Una sonrisa se dibujó en el rostro de mi madre y el de mi acompañante, mamá estimaba mucho a Pablo y se que quería que fuéramos algo mas. "Quizá con el tiempo", decía yo cada vez que me preguntaba.

-Oh, Pablo.- dijo mi madre sonriente.

-Señora Jensen, buenas noches.- dijo Pablo dándole un beso en el dorzo de la mano. Era todo un caballero.

-Mami- dije sonriendo.

-Pablo, gracias por traer a Camila, por favor, pasa y quédate a cenar con nosotros.

Pablo me miro y asentí.

-De acuerdo señora Jensen, gracias por la invitación.- Dijo mi amigo sonriendo.

Nos encontrábamos sentados en la mesa, solo mamá, Sam, Pablo, y yo.

-¿Recuerdas cuando te caíste en la piscina?- dijo Samantha señalando con su tenedor a Pablo.

El se rió y mostró una sonrisa muy bonita.

-Si, pero fue por que tu me empujaste.- le dijo y ella enseño su lengua.

-Y Pablo, ¿Cómo está Susana?- dijo mi madre , refiriéndose a la madre de Pablo.

-Esta muy bien señora Paula, se encuentra en un viaje de negocios de papá.

-Me alegra oír eso.- dijo mamá sonriendo.

Mis padres y los padres de Pablo eran muy amigos, esa era la razón por la que mi madre lo conocía y apreciaba tanto, sabia que venia de una familia respetada pero sobre todo una familia unida y buenas personas, trabajadoras y respetuosas.

VEMOS LA MISMA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora