Gratificante

11 1 0
                                    

Liam:

Estaciono mi camioneta en mi casa, decidí hoy no ir a la escuela, y pasarme la mañana cumpliendo trabajo que debo hacer. Ayudar en la empresa de papá, tengo entendido que dejó un poco de papeleo en su despacho.

Tengo que ir a las oficinas en una hora, y saldré poco antes de que sea la hora de recoger a Camila.

Elle me espera en la cocina, está preparando el desayuno para mi hermano y para mí. Me vio salir en la mañana, pero ella dejó de hacer preguntas hace mucho tiempo, se que sabe tantas cosas que hago, y aún así prefiere darme mi espacio y no delatarme con mi padre, aunque siendo sincero... a veces quisiera que lo haga, no tengo el valor de decirlo en voz alta, de hablar de lo que siento, o de contarle a alguien todo lo que estoy pasando.

Quisiera que pare, que toda esta situación de mierda, termine cuanto antes, y por más que lo intento, aún no logro conseguirlo.

Soy un adicto a las drogas, y a la vida de mierda, cuando tengo todo para tener el mejor futuro, y nadie puede imaginar, la lucha mental que tengo, diariamente.

Me acerco a mi hermana de cariño, y da un salto al notar mi presencia, ni si quiera puedo reír, mis pensamientos se han apoderado de todo.

-Buenos días- Murmuro y me acerco a la encimera a servirme una taza de café.

-Buenos días Liam- Responde Elle con un tono tajante y firme, como si internamente se debatiera entre reclamarme mi actitud de esta mañana.

Con mi taza de café en mano, me encamino a la barra para tomar asiento, mientras Elle deposita un plato con panqueques y fruta a un lado.

-Gracias- Murmuro y ella solo asiente y mira en otra dirección.

Los detalles de la mañana son tontos, pero es culpa mía, seguro piensa que fui a hacer alguna estupidez.

-Que quede claro que no fui a hacer nada estúpido- Mi voz resonó por la habitación, logrando acaparar la atención de Elle, que descansaba sus ojos sobre un gran libro amarillo.

-Deberías tomar tu desayuno rápido- Aclara su garganta y se levanta del asiento, cerrando el libro y colocándolo sobre otro que se encuentra a unos centímetros más alejado- Iré a alistar tu traje, debes irte pronto a la oficina.

Suspiro y decido no darle más vueltas al asunto, y tomar mi desayuno de una vez, ya que tengo mucho que hacer y el tiempo me queda corto.

Salgo de darme una veloz ducha de cinco minutos, y encuentro uno de mis trajes favoritos, delicadamente colocado sobre la cama.

Minutos más tarde, me encuentro vestido, el traje es completamente negro, al igual que la corbata y los zapatos, lo único de color blanco es la camisa. Me veo en el espejo y peino mi cabello, coloco gel y siento que estoy listo y puntual.

Tomo mi billetera y mis llaves, para, por consiguiente, bajar rápidamente a montarme en la camioneta.

La oficina se encuentra relativamente cerca de nuestro vecindario, así que me tomo mi tiempo y prendo la radio para oír algo de música, en el primer semáforo, configuro mi teléfono para poder oír mis canciones favoritas.

Si soy honesto, estoy nervioso, pero todo estará bien, tengo todo lo necesario aquí.

O no...

Giro mi cabeza, para observar brevemente el asiento del copiloto y noto que los papeles que mi papá dejó en el despacho, no están aquí.

-Con un demonio- Digo dando un golpe al volante.

Menos mal estoy cerca a la casa, me detengo en una esquina y llamo al teléfono de la casa.

VEMOS LA MISMA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora