El despertar

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Liam

Mierda.

Camila pierde el conocimiento en mis brazos y se de primer plano que es por el alcohol. La cargo como a una novia recién casada y me permito ver su rostro con claridad, después de tantos días. Tiene pocas pecas en los pómulos, cinco o seis de cada lado, casi imperceptibles, y la mayor parte del tiempo son cubiertas por el maquillaje. Sus labios ligeramente abiertos hacen que su respiración sea pesada. Es hermosa, y la he perdido.

Busco a sus amigas con la mirada, pero no encuentro a ninguna, así que opto por la opción de llevarla en mi auto a mi casa, mi padre no se dará cuenta y ahí estará más segura que en este sucio lugar.

La acerco un poco a mí para poder cargarla con un solo brazo y abrir la puerta del auto, inmediatamente su perfume hace contacto con mis fosas nasales y mi respiración se acelera. La he extrañado tanto, y me hiere mucho saber que la única forma en la que puedo tenerla cerca es así. Probablemente mañana despierte y me grite mil insultos, me lance golpes y me pida que la deje en paz. Juro que planeaba hacer eso, tengo tanto miedo de que algo le suceda por mi culpa. Prefiero verla con otro, aunque me joda y me duela en el alma, antes de verla sufrir a manos de un reverendo imbécil como los matones con los que me junto.

La acomodo en el asiento de atrás, de manera que pueda ir recostada, le saco los tacones que lleva puestos, se ven como una tortura de la Santa Inquisición. Mi niña de los lindos ojos se remueve en el asiento y murmura algo que entendí como "No te vayas", Me sentí mal al instante. Ella me llamó esta noche porque también me extraña, tanto como yo a ella. Nos necesitamos, pero es mejor así, ella a salvo, y yo lejos.

Tomo asiento y manejo lentamente hasta llegar a casa, con Cam a bordo debo tener sumo cuidado, no quiero ir demasiado rápido por miedo a que algo le suceda, ella es mi vida.

Después de quince minutos, cargo a Cam y la llevo a cuestas hasta mi habitación, sus cabellos caen a un lado de su rostro y prometo que no he visto a una chica mas bonita que ella, por lo menos para mí, lo es.

La recuesto sobre mi cama y veo que esta en Jeans, nunca he dormido en jeans por obvias razones, debe ser lo mas incomodo del mundo luego de esos tacones que tanto le gustan. Dejo a un lado su bolso y observo a mi chica con tristeza.

Busco una camiseta limpia en mi armario y la coloco a un lado suyo. Con mucho cuidado la desvisto y le coloco mi camiseta, le llega hasta los muslos, le queda mejor que a mi. Seguido desabrocho su sujetador con el mayor control que mi cuerpo puede tener, no pienses en eso Liam, no pienses en eso, me repito constantemente, bajo las tiras por las mangas de la camiseta para no ver absolutamente nada de ella.

La meto en mi cama, y me recuesto a una distancia razonable. Jamás había querido tanto a alguien como a ella, es demasiado buena para mí, sinceramente no me la merezco, y su sonrisa ha sido lo mejor que la vida ha podido darme. Me quedo dormido entre mis pensamientos relacionados con la castaña que duerme a centímetros de mi cuerpo.

Camila

Despierto con un terrible dolor de cabeza, y sábanas con un olor familiar, delicioso. Me levanto de golpe al entender que no estoy en mi cama y me da un mareo.

-Carajo- maldigo acariciando mi sien, al girar mi cabeza noto a un cuerpo junto a mí, reconozco su precioso cabello y su manera de dormir. Por favor, díganme que no cometí alguna estupidez. Liam se remueve ligeramente y yo me levanto de la cama con mucho cuidado. Al parecer lo nota ya que su voz me asusta cuando estoy dispuesta a recoger mi ropa y vestirme, para luego irme con mi pobre dignidad por los suelos.

-Buenos días- Dice él, con esa voz ronca que tanto me gusta.

Giro mi cabeza y veo su rostro de preocupación. Lo amo, mi corazón late desenfrenadamente y estar cerca a el se siente tan familiar, tan normal.

VEMOS LA MISMA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora