Pases, llamadas y sorpresas.

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Liam

Estaciono con cuidado mi auto frente a la casa de Olive, no está tan cerca de mi vecindario como me gustaría.

 Les contaré un poco más de ella, es asombrosa, una chica con un corazón increíble. Y es como mi hermana menor, la conozco desde que nació, su madre es la mejor amiga de la mía, y siempre nos venían a visitar y viceversa. Olive es hija única, y cuando cumplió diez años, sus padres llevaron más lejos el negocio que tienen, así que ella empezó a quedarse con niñeras, que tenían permitido traerla a mi casa a jugar ya que a esa edad tenía pocos amigos. 

 Han pasado casi siete años desde entonces, y con el tiempo dejó de lado las niñeras, pero, a pesar de eso, nuestra amistad nunca cambió, no por crecer, se alejó de mí. Al contrario, siento que cada día nuestra amistad se intensifica un poquito más. Es mi mejor amiga, no le gusta que sufra por Camila, y no me malinterpreten, no la odia o algo por el estilo, solo se siente triste por mí, me ha dicho un sinnúmero de veces que le tiene respeto, aprecio y que sabe que es una buena chica, la mejor para mí.

Olive es la que me cuenta lo que sucede en la vida de Camila, tratándose de la escuela y el equipo. Hace unas semanas, golpee a un chico de la clase de Camila, ni si quiera recuerdo el nombre de ese imbécil, pero se lo ganó por haberle faltado el respeto a mi chica. Camila pensó que me lo había dicho Victoria, pero no, fue Olive, sin embargo, Victoria no lo negó por que ama tener la atención de todos sobre ella.

No me di cuenta que estaba perdido en mis pensamientos hasta que Olive tocó suavemente la ventana de mi auto. Le di una pequeña sonrisa de boca cerrada a modo de saludo, inmediatamente abrió la puerta y se sentó en el asiento del copiloto.

-Buenos días señor puntualidad- Dijo mientras chocábamos puños.

-Sí no fuera por mí, llegarías tarde a clase todos los días- Le dije en tono burlón y satírico.

-Es por eso que te adoro- Se hizo una coleta y empecé a acelerar. Con el paso de los años aprendí que no podía conducir hasta que ella haya acabado de hacerse esa bendita cola, era pan de cada día.

-Lo sé y yo a ti tonta- No quitaba los ojos de la carretera ni un solo minuto.

Noté el silencio que hizo Olive, voltee unos segundos a verla y pude notar que estaba concentrada, era algo particular en ella, ya que siempre iba distraída, o en un día normal, habría prendido la radio para poner a Harry Styles a todo volumen, sin contar que lo canta a todo pulmón.

- ¿Qué te pasa? - Enarco una ceja y creo que el tono preocupado en mi voz, lo dicen todo.

-Tu auto apesta a hierva- Responde, al instante suelto una bocanada de aire, era todo el aire que tenía contenido. Mis nudillos se tornan de color blanco al apretar con tanta fuerza el volante.

-Olive- Mi tono es tajante- Sabes que no quiero tener esta conversación ahora.

-De acuerdo, pero recuerda, tú me preguntaste.

Ella tenía razón en eso.

-Ya sé, mejor cambia de tema o algo así.

-Vale, no te conté sobre tu boleto para ingresar a las regionales.

Me emociono al escuchar eso, mis manos se relajan y siento inmediatamente que la felicidad vuelve a mí.

-Soy la mejor, lo sé- Afirma con seguridad y riendo.

- ¿Ya lo tienes? ¡Dámelo Por favor!- Mis manos cosquillean por la necesidad de tener ese papel entre mis dedos.

-No idiota, Cam me lo dará hoy mismo- Sentí pánico en ese momento.

VEMOS LA MISMA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora