Club de raros.

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Me dolían las piernas de tanto caminar, Pastel estaba casi arrastrándose por el suelo del solo cansancio y ya me estaba arrepintiendo de haber hecho tal viaje por ver a esa mujer demente, pero en mi defensa, lo hice por estabilidad mental, ahora me sentía más tranquilo y los llamados estúpidos pararon. Tras muchos "¿ya casi llegamos?" y conversaciones bobas llegamos a nuestro hogar. Solté aire profundamente cuando puse un pie de nuevo en Villa Troll y Pastel se tiró al suelo dramáticamente para besar el suelo.

-Nunca había querido está Villa como antes.- Dijo el rompefiestas tan cansado como yo, el viaje había sido tremendamente largo.

-Mis disculpas por arrastrarte a mis problemas, Pastel Tonio.- Junte mis manos en una posición zen de respetos y me disculpé con voz baja y relajada.

-Nah, no hay problema.- Se levantó del suelo, seguramente por vergüenza debido a que muchos miraron confundidos en su dirección. -Como quiera no tenía nada que hacer y eso fue algo así como un distractor.- Dijo el ex rompefiestas limpiándose la tierra de su pantalón y camisa verde.

-Bueno, si no tienes nada que hacer, puedes venir conmigo.- Sugerí con amabilidad y Pastel me miró con el ceño fruncido.

-¿A dónde?- No pude descifrar si su tono de voz era de sorpresa, desagrado o confusión pero respondí de cualquier forma.

-Creo qué debería ver a mi amigo Aspen. Supongo que lo conoces.- Pastel asintió. -Como te dije, se lastimó ayer y no lo quería molestar pero no sé cómo estará justo ahora, posiblemente se sienta mejor para verme.-

-Pues vamos, no es como que tenga algo mejor que hacer.- Le intenté tomar la mano como acostumbro a cualquiera de mis amigos pero este la rechazó, yo no quise darle más vueltas asunto debido a que yo también me reservaba mucho mis muestras de cariño así que solo nos fuimos en dirección al capullo de mi mejor amigo.

El camino hacia el capullo de Aspen no era nada comparado con las horas de camino con el bosque así que era relajante saber que solo era de caminar un poco más. Mire por unos momentos la mano de Pastel Tonio ya que se sentía raro no tomar de la mano de un acompañante para caminar, iba a ser una vista rápida pero en ello noté que el tampoco llevaba el brazalete de la hora de abrazar, eso era raro, bueno, según lo que todos decían de el era que el mismo se había integrado a la sociedad como un Troll cualquiera, y que su primer obsequio como troll oficial fue precisamente el brazalete, no sabía si quería preguntarle o dejarlo pasar pues Pastel no se veía demasiado interesado en ello, además, no quería sacar una plática incómoda. Trague saliva y apreté mi puño por mí propia incompetencia y para cuando me di cuenta ya habíamos llegado a la casa de mi amigo anaranjado y deportista.

Cuando toque antes de entrar, escuché el grito de mi mejor amigo que nos daba el permiso de pasar, y al hacerlo mi acompañante y yo avanzamos lentamente hasta la cama de Aspen dónde el se encontraba. Sentí mi pecho lleno de alegría al verlo bien y alegre, pues tenía una sonrisa grande aún a pesar de que tenía una gran envoltura blanca al rededor de su brazo... Oh, eso no lo había notado.

-Holitas.- Saludó Aspen con una gran sonrisa, su brazo estaba vendado de yeso y aún así, tenía su típica sonrisa brillante.

-Oh dios ¿De verdad te lo rompiste?- Sentí culpa, sabía que se había lastimado pero no esperaba algo así, tal vez lo debí haber visitado en cuanto podía en vez de esperar. -Perdón, de haber sabido que eso había pasado hubiera venido antes a verte.-

-No te preocupes, no es una fractura grave, solo que la doctora Lunarrosa me prohibió hacer mis actividades deportivas durante unas semanas, pero fuera de eso, estoy bien.- Habló despreocupado con tal de calmarme, pero luego se quedó callado. -Oh, hola, no noté que el estaba aquí.- Dijo apenas percatandose de la presencia de Pastel Tonio.

Mala Fama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora