Aquí.

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—¿Cómo dijiste?— Le pregunté a Aspen mientras avanzabamos en dirección a mi nuevo capullo, acababa de volver a Villa Troll tras el trollsticio y mi traición, tuve la buena fortuna de que todos me habían perdonado y aceptado como tal, pero ahora lo único que quería era llegar a mi nueva casa, Aspen me iba llevando del brazo. —¿Los bertenos y los trolls ahora son amigos?— Dije con sorpresa lo cual lo hizo reír.

—Es extraño ¿No? Les temimos y ahora son nuestros amigos.— Aspen respondió entre risas mientras aún me llevaba, llegamos frente a un capullo lila con puntos amarillos destellantes. —Hemos llegado, bienvenido a casa.— Abrió el capullo y me dejó el paso para que yo pudiera entrar primero.

Contemplé mi nuevo hogar, estaba vacío por supuesto, pero no importaba, estaba iniciando de 0 en la Villa después de todo, como si fuera nuevo, había muchas cosas a las que me tenía que acostumbrar, las costumbres eran nuevas y yo también.

—No está nada mal.— Pensé viendo los espacios en blanco. —Ahí pondré un nuevo peinador, ahí mi cama, y pondré todas mis fotos de este lado.— Apunte a ciertos lugares vacíos en mi nuevo capullo, ya tenía en mi mente la imagen de mi nuevo hogar, me di la vuelta para ver a Aspen de nuevo pero este tenía en sus manos una caja morada con un moño encima, lo estaba extendiendo hacia mí esperando que lo tomara, me quedé viendo la caja unos momentos y sonreí nerviosamente. —¿Me estas pidiendo matrimonio?— Aspen frunció el ceño tiernamente y yo solté una pequeña carcajada.

—No, A, es un regalo de bienvenida.— Era típico de el llamarme por mi inicial, era algo muy suyo. —De mí para tí, ¿por qué no lo abres ya?— Me acercó la caja nuevamente y yo la tomé entre mis manos.

—Gracias, no te hubieras molestado.— Sonreí mientras iba retirando el moño que me dificultaba abrir la caja, por fin lo retire y abrí el pequeño regalo para darme cuenta de lo que era, me quedé en silencio viéndolo mientras el exclamaba emocionado.

—¡Es un reloj de hora de abrazar nuevo!— Lo saque de su caja mientras me explicaba feliz, me quitó el reloj y tomo mi muñeca, que ya tenía una que me había dado el Snack Pack antes, para retirarla. —Lo hice yo mismo por si volvías ¡y lo hiciste!— Exclamó Aspen reemplazando el otro reloj por el nuevo. —Sabia que sería el regalo perfecto porque te encanta abrazar, siempre pienso en todo.— Declaró con orgullo de si mismo terminando de colocar mi nuevo reloj. —Listo, se te ve genial.—

—Uh, pues, gracias Aspen.— Dije con menos emoción que él. —Es un lindo detalle.— Aspen frunció los labios y cruzo los brazos.

—¿No te gustó?— Negué con la cabeza rápidamente.

—No, claro que me gustó, es realmente lindo cuando alguien hace algo pensando en tí.— Dije jugando con la pulsera del reloj unos momentos. —Y te prometo que no lo perderé jamás, será como un símbolo de nuestra amistad.— Aspen sonrió levemente pero se veía más bien como una mueca. —Pero... hay algo que me inquieta.—

—¿Qué cosa?— Me senté en el suelo y lo palmee para que el lo hiciera también.

—Verás, en el trollsticio no fueron los mejores días de mi vida, creo que fueron los peores.— Explique con dificultad, realmente hablar de esos días era muy pesado, eran algo muy pesado para mí, un trauma que no quería recordar por mucho tiempo. —Muchos bertenos me sostuvieron y estuve cerca de morir muchas veces, créeme es un alivio que no tenga un trauma más grande del que ya tengo, pero si me dejó ciertas consecuencias.— Junte mis dedos. —La más importante es que no me gusta que me toquen, no sin avisar. Los abrazos son algo a lo que me costará acostumbrarme, no diría que dejaré de abrazar toda la vida ni que no voy a dejar que me abracen para siempre,  pero solo necesito algo de piedad con ello, que me pidan permiso o aunque sea avisen antes de hacerlo, no recibir un abrazo de pronto, me hará sentir muy incómodo.— Expliqué con algunas lágrimas en mi rostro, Dios, odiaba llorar y más por esto, solo quería superarlo y seguir adelante como todos los trolls.

Mala Fama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora