Noviembre 17.

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—Arroyín, Arroyín...— Canturreaba mi nombre alguien en mi sueño.

Escuché su voz en medio de la nada, por alguna razón mi ubicación no era exacta, parecía encerrado en una especie de habitación completamente blanca, sin entrada ni salida. Abrí grande los ojos antes de ver a mi al rededor buscando quien me estaba llamando, claramente confundido mire a ambos lados y de la nada frente a mí apareció ella, Chef estaba en mi sueño.

Chef se encontraba encadenada y tosiendo, se veía claramente mal, más palida que de costumbre, las ojeras bajo sus ojos colgaban, tal vez era un fallo de mi memoria pero también se veía un poco más delgada, levantó la cabeza lentamente y empezó a hablarme con voz rasposa y resistiéndose a toser.

—No me has visitado, hijo mío.— Dijo con pesar como si quisiera llorar, yo mire hacia atrás asegurándome de que me estuviese hablando a mí, y si solo estaba yo, en efecto me había llamado así.

—No soy tu hijo.— Respondí a la defensiva viendo hacia arriba para verle la cara. —Y nunca te prometí que te visitaría.—

—Pero deberías hacerlo.— La mujer se quitó algunas lágrimas de la cara, derramando su maquillaje oscuro. —Nunca sabes cuándo será la última vez que visitarás a alguien.— Negué con la cabeza.

—No, vi tu cara durante 6 meses, no estoy interesado en verla otro día más.— Me di la vuelta para darle la espalda. —Y en especial ahora que todos está perfecto, no quiero que arruines todo de nuevo.—

—Hijo, por favor, intenta pensar con claridad.— Me rogó, cosa que nunca hacía, nunca me hablaba bien. —Tu sabes que no quieres estar aquí, solo estás enojado con Villa Troll pero esto no es lo que tú quieres.—

—Esto es lo que quiero, ser feliz en un lugar donde no me juzguen.—

—Pues no quiero que te rompan la ilusión, hijo, solo quiero protegerte.— Dijo ella tristemente y yo ya me había hartado de todo esto.

—¡No soy tu hijo, tú no eres mi madre!— Exclamé por fin después de tanto callar con ella. —No estaría aquí si no hubieras arruinado mi vida, ¿Tuviste que llegar? ¿Tuviste que encontrar a los trolls? ¿¡Tuviste que ser la culpable del porque no soy feliz ahora!?— Ella se había quedado boquiabierta, pero en silencio unos momentos, creí que había ganado la pelea pero volvió a abrir la boca sin una pizca de la misma crueldad con la que me había hablado por medio año.

—Renacuajo, es tiempo de que madures.— A pesar del ofensivo apodo, no parecía molesta. —No siempre vas a tener que culpar a alguien, algún día vas a cansarte de culpar a los demás ¿No crees que pasar 20 años sola odiando a los demás me convirtió en el monstruo que ves ahora?— Suspiro. —¿Quieres verte como me ves? ¿Quieres convertirte en un monstruo?—

—...No.— Respondí solamente. —Porque no somos iguales, yo no soy como tú.—

Chef se frotó las sienes y suspiro rendida. —Como tu digas, Arroyín.— Me llamó por mi nombre real. —Tal vez entres en razón por las malas.—

—¿Por las malas?—

—Creo que tú sabías que esto tarde o temprano pasaría.—

El sonido de el reloj me despertó de golpe, el sueño extraño me provocó levantarme con lentitud procesando todo lo que recordara de mi sueño para no olvídarlo. Recordé que día era, noviembre 17, como era de costumbre y como ya había mencionado, todos los 17 sin falta soñaba con ello, pero la mayoría de los sueños eran recuerdos o simples pesadillas de ella apareciendo, sin embargo, ese había sido... diferente.

Mala Fama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora