Celda.

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Todos estaban en shock viendo a la recién llegada, y a decir verdad yo estaba igual ¿Qué se supone que debía hacer? Quería correr antes de que me viera e hiciera uno de sus característicos comentarios hirientes pero Diamantino me tenía agarrado fuertemente del brazo, seguramente por el miedo, podía sentir su energía pesada al igual que la de todos, incluso los bertenos se encontraban en shock.

—¡Chef! ¿Cómo es que estas aquí?— Gritó a través de su micrófono el rey Grisel, el grito en altavoz nos aturdió a todos pero Chef seguía atrás de nosotros con su cabello despeinado y ropa desgastada. —Si bien lo recuerdo te retiraste ¿A qué has venido?— Exclamo en defensa.

—Este es mi hogar, después de meses de silencio he venido a defender mi puesto.— Respondió ella a la defensiva. —Siendo honesta, no se porque me expulsaron desde el inicio.—

—¡Porque intentaste matarnos, vieja loca!— Dijo un troll cualquiera entre la multitud y todos le dimos la razón.

—Ah si, por eso, meh.—

—Chef, puede que no nos hayas hecho algo malo a nosotros, pero por respeto a nuestros amigos, me veo obligado a exhiliarte de los nuestros.— Ante la declaración de el rey de los bertenos, muchos aplaudieron, aunque los aplausos de los trolls eran más estruendosos que los de las criaturas más grandes. —Retirate antes de que llame a los guardias.—

—¿Y desde cuándo usted es tan firme, su majestad?— Su tono me dió miedo. Ya me quería ir, Diamantino apenas me había soltado pero mis pies estaban tan paralizados como yo, no podía moverme. —Seran amigos de los trolls, pero no me pueden culpar solo a mí por querer matarlos, ustedes también querían comerlos porque querían ser "felices".— Todos los trolls presentes dieron un paso más alejado de los bertenos, incluso Poppy que se encontraba con Grisel en el escenario. Me sentía mal por darle la razón en algo, pero aún así la odiaba.

—¡Si, Chef, pero nosotros cambiamos!— El rey de cabello verde se mostraba decidido defendiendo a ambas especies. —Y no hay garantía alguna de que tú lo hayas hecho.—

—¿Y no me darán el beneficio de la duda?—

Mi estómago se revolvió, me llegaron a la mente muchas cosas, todavía recordaba el inicio de esa semana con mi nombre en ella, como llegué sin una buena aceptación, recuerdo bien como todos huyeron apenas me vieron como si fuese un peligro para la sociedad, mis propios amigos casi me atacaban de no ser porque confundieron los códigos de seguridad, e incluso Poppy me había gritado cuando llegué "Dinos qué haces aquí traidor" "¿Piensas que vamos a perdonarte y ya?" Las voces de Ramón y Poppy me dieron un amargo sabor de boca, sentí que iba a vomitar. Chef estaba pasando lo mismo que yo pero no estaba seguro si debíamos confiar en ella, nos hizo daño a todos.

"Tú le hiciste daño a todos también, y te perdonaron." Ni la chef imaginaria me dejaba de molestar aún con la real presente. "¿Te hubiera gustado que te exhiliaran de nuevo cuando viniste de rodillas pidiendo disculpas?" Buen punto de la voz molesta.

—No estoy seguro.— Dijo el rey Grisel viendo a la reina de los trolls a su lado, como si quisieran decidirlo entre los dos.

Mi mente se dividía en dos partes, la que quería que me quedara callado y la que me impulsaba a hablar, le hice caso a la más boba por supuesto. —Tal vez deberían.— Me arrepentí apenas dije eso, porque todos los presentes voltearon a mirarme, era incómodo ser el centro de atención. Los bertenos me miraban confundidos y los trolls estupefactos, y no me imagino porque.

—Uh, oh, me pareces conocido amigo.— Dijo el rey Grisel en el micrófono, quería gritarle que como rayos no iba a ser así si casi me comía vivo pero me resistí.

Mala Fama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora