Tres.

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Por fin ¿Puedo volver a narrar? Gracias.

Perdí la idea del tiempo después de todo lo sucedido, no tenía motivación para hacer nada, o sea ¿Cómo puedes motivarte a hacer algo o a escapar con el rostro lleno de moretones? Aún me sentía como si siguiesen golpeándome hasta morir. Todavía no podía ver bien con mi ojo izquierdo. Me empezaba a dar hambre pero no había nada para prepárarme de comer, no solo para mí, nadie tenía comida. Era una vida miserable, todo había ido de mal en peor desde que puse un pie aquí ¿Por qué no me di cuenta que Ale me estaba usando? ¿Por qué no me di cuenta que era un espectáculo para los rompefiestas? ¿Por qué no me di cuenta que los trolls no hicieron nada? Me quedé fantaseando, pensando que mi vida sería mejor si huyera de todo y de todos, hasta de mis amigos. Mi situación actual, era lo más lejano de lo que jamás imaginé, esperaba una vida feliz y plena dónde podría comenzar de 0, pero mi espalda se encontraba cargando con el peso de mis errores, aquí y en todo lugar.

"¿Y bien?"

—No molestes ahora ¿Si?— Me acomodé en el suelo, llevando un poco mi capa azul transparente. —¿No puedes ver qué ya estoy muy mal para que lo empeores?—

"Soy un producto de tu imaginación, amigo, dame algo de crédito, estás hablando con alguien gracias a mí."

—Preferiría estar solo.—

"¿Seguro?"

—Sí.—

"¿Muy seguro?"

—¡Que sí!—

"¿De verdad?"

—No...— Abracé mi cuerpo para colocarme en posición fetal en el suelo, dejando a la vista mis moretones y golpes en todo el cuerpo. —¿Por qué? ¿Por qué tuve que pelear con Aspen?— Los recuerdos amargaban más que mi presente, mi estómago se revolvió recordando cada cosa que me dijo, desde los insultos hasta las advertencias. —Me dijo que me arrepentiría y tuvo razón, no quise escucharlo.— Jadée con las lágrimas asomándose por mi ojo bueno y mi ojo morado. —Tuve que arruinarlo todo como siempre.—

"El también te hizo daño." Bufé, eso era cierto, todavía estaba enojado de como se refirió a mí como una perdida de tiempo, pero siendo honestos yo le había dicho lo mismo.

—Pues si, pero mira como estoy ahora.— Le dije a la Chef imaginaria y no era para menos, aún recordaba a la perfección como me habían dejado ese ojo morado, Ale era muy fuerte y me di cuenta por las malas. —Creí encontrar el amor en alguien que solo me estaba usando para olvidar a su hermano.— Gruñí. —No puedo creer que le haga esto a Pastel.—

"¿Al niño?"

—Si, al niño.— Me frote las sienes, pensando en él, el pobre rompefiestas no había tenido una vida, me había contado todo respecto a su hermano, el como era capaz de hacerte daño llevando tu sangre en su ADN, el como manipulaba a todos hasta conseguir lo que quería, el no tenía piedad de nadie, ni de mi, ni de su gente, ni de su propio hermano.  —Dios, Ale es un idiota.— Por fin abrí los ojos. —¿Cómo es que me gustaba? Pastel me advirtió de algo que no quería escuchar, algo que el sabía de experiencia, pero preferí dejarme llevar por una fantasía de cuento de hadas y lo ignoré. — Suspiré hondo, recapitulando todo lo sucedido desde que llegué ahí. —Y encima, me usa para olvidarlo.— Me seque algunas lágrimas, no quería seguir llorando, no por él. —Ni Pastel ni yo nos merecemos esto, yo no soy ninguna terapia para nadie ni él es alguien reemplazable.— Desvíe la mirada hacia el suelo. —Él se merecía más de lo que tiene.—  Eso era cierto, mi vida pudo ser un desastre, pero la vida de Pastel fue peor, perdió a sus padres, vivió con un hermano abusivo, no tiene nada más que un puesto en la realeza que no le sirve de nada, muy apenas empezaba a tener una vida normal en Villa Troll, pero tal como el lo había dicho, no era feliz allí.

Mala Fama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora